Masacre en Bali

Bali es uno de los destinos exóticos preferidos de todo el mundo.

Su población, de mayoría hindú, ha sido determinante para que la isla de Bali haya desarrollado una industria turística mucho más sofisticada y efectiva que la del resto del territorio indonesio, habitado en su mayoría por musulmanes. Templos hinduistas, volcanes, terrazas de arroz, museos de arte, playas de arena blanca y mares de coral son algunos de los atractivos de la isla, que goza además de una excelente infraestructura hotelera y de un aeropuerto internacional.

NUEVO GOLPE CONTRA OCCIDENTE

Si las investigaciones confirman que la red terrorista de Bin Laden está detrás de este atentado, se convertiría en su mayor golpe desde el célebre 11-S. La mayoría de las víctimas, que podrían aproximarse a las dos centenas, son occidentales. Varios países, entre ellos EEUU y Gran Bretaña, han enviado a la zona a sus expertos antiterroristas.
La explosión se produjo la noche de sábado en la paradisíaca isla de Bali. Cientos de personas comenzaban la noche en la discoteca Sari, en Kuta Beach, una de las zonas de copas más popular entre los turistas. Minutos antes de la medianoche, la diversión se convertía en horror. Una bomba segaba la vida de cerca de 200 personas.

Los turistas de varias nacionalidadas abarrotaban la sala. En su mayoría procedían de la vecina Australia. La línea aérea Qantas puso a disposición de los supervivientes vuelos especiales para regresar a Sydney. Entre los heridos también hay estadounidenses, británicos, franceses, alemanes, suecos y neozelandeses.


La luz de la mañana dejó al descubierto los cadáveres apilados y los destrozos materiales. El terreno en el que se levantaba la discoteca se convirtió en un solar más parecido a un desguace que a la zona de ocio más popular de la isla. Las sospechas sobre la autoría del atentado se dirigen a un grupo vinculado a Al Qaeda llamado Yemah Islamiah.


Tras evacuar a los heridos a los hospitales de Denpasar, la tarea más importante era identificar a los desaparecidos. Para ello se desplegó un enorme panel en el que los afectados escribían los nombres de sus amigos y familiares. Más de 300 personas aún no han sido localizadas.


La ciudad australiana de Melbourne, era testigo horas después de la masacre de la mayor manifestación antibelicista desde la guerra de Vietnam. Exigían que las muertes de sus compatriotas no se utilizaran como nueva excusa para bombardear a Irak. Los manifestantes, de todas las edades, guardaron dos minutos de silencio en recuerdo de las víctimas del atentado.


Aún sin creerse lo ocurrido, dos testigos del desastre lloran junto a las cenizas. Los que pueden relatar el atentado describen los cuerpos amontonados y las decenas de coches en llamas. Un turista español explicaba a las cámaras de televisión que la población vive en estado de shock y que los controles en el aeropuerto son rigurosos.


Los heridos se acumulaban en los hospitales locales sin que los médicos pudieran atenderlos a todos. El Gobierno indonesio mandó inmediatamente apoyo sanitario del resto del país, pero no era suficiente. Los servicios médicos lanzaron una petición a "todos los extranjeros que sepan de medicina", para que acudieran ante la falta de personal.


La Policía australiana ha empezado a recopilar las fotografías y los vídeos realizados por los turistas en Bali en los días anteriores al atentado, con las esperanza de conseguir pruebas útiles para la investigación.


La tristeza y la rabia se mezclaban con el alivio de seguir vivos. Cientos de turistas se dirigieron al aeropuerto para dejar atrás el escenario del desastre, daba igual el destino. Una australiana declaraba a EL MUNDO antes de subirse al avión: "Quiero irme de aquí y olvidar esta pesadilla. ¿Volver? Jamás, esto es el infierno". 


Fecha atentado: 12-10-2002


La Yemaa Islamiya y su obsesión por crear un gran Estado islámico en el sureste asiático


Abu Bakar Bashir, líder de la Yemaa Islamiya.
Una organización vinculada a Al Qaeda, la red terrorista liderada por Osama bin Laden, fue desde el primer momento la principal sospechosa de la masacre que causó cerca de 300 muertos el 12 de octubre de 2002 en la isla indonesia de Bali. El desarrollo de las investigaciones confirmó que la Yemaa Islamiya estaba detrás del atentado.


El imán Samudra, jefe de operaciones en Indonesia de dicho grupo terrorista, fue detenido el 21 de noviembre en Indonesia y posteriormente condenado a muerte por ser el 'cerebro' del brutal ataque.


La Yemaa Islamiya cuenta con unos 200 miembros y aspira a formar un Estado islámico que integre Malasia, Singapur, Indonesia y Filipinas. Su líder espiritual es el clérigo indonesio Abu Bakar Bashir, a quien Estados Unidos incluye en su lista de terroristas internacionales.


Conocida como JI (por sus siglas en inglés), la Yemaa Islamiya ya planeó un ataque con bombas contra la embajada de Australia y otros objetivos occidentales en Singapur, el pasado mes de diciembre de 2001. Las autoridades singapurenses frustraron el intento de atentado y anunciaron la detención de 21 presuntos miembros del grupo. Se cree que algunos miembros de la JI recibieron entrenamiento en los campos de Al Qaeda en Afganistán.


“La JI quiere usar el terrorismo para debilitar la legitimidad de los gobiernos que desea suplantar”, dijo el ministro de Defensa australiano, Robert Hill, en septiembre de 2002.

Rohan Gunaratna, autor del estudio ‘Inside Al Qaeda’ sobre la red responsable de los atentados del 11-S, sostiene que el ataque de Bali iba dirigido contra ciudadanos australianos y de otras nacionalidades occidentales. Según Gunaratna, se ha demostrado una presencia activa tanto del grupo de Bin Laden como de su brazo asiático, la Yemaa Islamiya, en la zona.


“La organización JI invierte muchos recursos antes de llevar a cabo una acción terrorista, para decidir quiénes serán sus víctimas (...) Está muy claro que este ataque tenía como objetivo a australianos y occidentales”, declaró Gunartna a la cadena estadounidense ABC.


El Mundo.es

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