Los muertos por la matanza electoral en Filipinas se elevan a 46


La mayoría de los cadáveres estaban decapitados y mutilados, según un portavoz del Ejército filipino

De 24 a 46 muertos en pocas horas. La orgía de violencia que conmocionó ayer el sur de Filipinas, región dominada por grupos rebeldes musulmanes a medio año de las elecciones generales, se ha incrementado este martes en 22 víctimas.

El Ejército filipino descubrió los cuerpos decapitados de 24 personas, entre ellas políticos y periodistas, que fueron asesinadas a sangre fría a primera hora de la mañana por grupos armados en una región musulmana de la isla de Mindanao, en el sur del país. Esta mañana se encontraron, en una primera instancia, los cadáveres de otras 11 personas, elevando la cifra oficial a 35 muertos. Poco después otros once cadáveres más fueron recuperados de una segunda fosa común, elevando a 46 la cifra de muertos a raíz de la masacre perpetrada por una disputa de clanes, informaron fuentes policiales. Ambos hoyos están localizados en un área remota de la provincia de Maguindanao cerca del mismo lugar donde ayer aparecieron los cuerpos sin vida de otras 24 personas, según el jefe de la Policía regional, superintendente Josefino Cataluña.

El grupo, en el que había más de una decena de mujeres, fue secuestrado por la mañana por una banda de guerrilleros armados mientras viajaban en furgoneta para registrar una candidatura al puesto de gobernador en las próximas elecciones nacionales, previstas para mayo de 2010.

Entre las víctimas figuran la esposa y las dos hermanas de Ismael Mangudadatu, candidato a gobernador para la provincia de Maguindanao, una región de Mindanao dominada por clanes musulmanes. No se ha identificado aún a los guerrilleros, pero los familiares de las víctimas acusaron a sus rivales políticos de estar detrás de la masacre. La mayoría de los cadáveres estaban decapitados y algunos presentaban otras mutilaciones, informó el teniente coronel Romeo Brawner, portavoz del Ejército filipino, a la BBC.

La región del sur de Filipinas sufre desde hace décadas la actividad de guerrilleros y grupos separatistas musulmanes que luchan por una mayor autonomía del resto del país, de mayoría católica. Sin embargo, la masacre de ayer llama la atención, ya que incluye el asesinato de mujeres y de periodistas.

"Se trata de una masacre sin parangón en la historia reciente", dijo ayer Jesús Dureza, asesor de la presidenta Gloria Arroyo en la región de Mindanao. Dureza pidió la declaración del estado de excepción en la región para derrotar a los rebeldes y poner fin de una vez a uno de los conflictos más violentos de Asia, en el que han muerto más de 120.000 personas desde los años setenta.

En una visita oficial a Manila hace dos semanas, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, aseguró que EEUU continuará garantizando el apoyo militar al Gobierno filipino en la búsqueda de insurgentes vinculados a la banda terrorista Al Qaeda, a pesar de las protestas que genera la presencia de tropas norteamericanas entre grupos nacionalistas filipinos.

Formación militar de EEUU

EEUU no tiene bases militares permanentes en Filipinas, pero alrededor de 600 soldados se encargan desde 2005 de ofrecer entrenamiento y servicio de vigilancia a las tropas filipinas en la lucha contra el grupo separatista Abu Sayyaf. Esta milicia está implicada en el secuestro y asesinato de turistas y tiene vínculos con el grupo terrorista Yemá Islamiya, que opera en el sureste asiático.

Desde que las tropas estadounidenses empezaron a implicarse en el conflicto filipino se ha conseguido reducir a alrededor de la mitad el número de guerrilleros vinculadas a Abu Sayyaf, que contaba con unos 2.000 en 2005, según The Wall Street Journal. Otro de los grupos insurgentes musulmanes, el Frente Moro de Liberación Islámica, también ha mostrado su intención de negociar un acuerdo de paz con el Gobierno filipino.

Un país peligroso para ser periodista

Asesinatos. Más de 70 muertos en ocho años

De confirmarse que 12 de las 24 o más personas asesinadas ayer en Mindanao son periodistas, la cifra de profesionales de la comunicación muertos en Filipinas en los últimos ocho años superaría 70, convirtiendo este país asiático en uno de los más peligrosos del mundo para la prensa.

Ipunidad. Cultura de la violencia

“En Filipinas existe una cultura de la violencia, nepotismo e impunidad judicial”, condena Vincent Brossel, director en Asia de Reporteros Sin Fronteras. “Hay gente rica y poderosa que hace lo que quiere”, añade, y pide que se abra una investigación seria.


Miedo. Pocos testigos

Nadie se atreve a testificar y los pocos que vencen el miedo instan a sus familiares a esconderse por temor a represalias.
Once cadáveres más fueron recuperados hoy de una segunda fosa común en el sur de Filipinas, elevando a 46 la cifra de muertos a raíz de la masacre perpetrada por una disputa de clanes, informaron fuentes policiales. Ambos hoyos están localizados en un área remota de la provincia de Maguindanao cerca del mismo lugar donde ayer aparecieron los cuerpos sin vida de otras 24 personas, según el jefe de la Policía regional, superintendente Josefino Cataluña.


Andrea Rodés -Corresponsal

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El CNI controla a un grupo de ex soldados integrados en la Yihad



Los servicios de inteligencia tienen localizados a varios de ellos en campos de entrenamiento


MADRID- El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tiene localizado y controlado a un grupo de ex soldados españoles musulmanes que realizan entrenamientos para integrarse en la Yihad islámica, según confirmaron a LA RAZÓN fuentes militares.

A pesar de que la cifra de los ex miembros de las Fuerzas Armadas españolas que se están preparando para entrar en los grupos radicales no ha sido concretada, sí que se sabe que son alrededor de una decena y que actualmente se encuentran formándose en campos de entrenamiento de los radicales islámicos, tal y como señalan las citadas fuentes. De la misma manera, subrayan que ninguno tuvo acceso a información sensible durante su servicio en el Ejército dado que no ocupaban puestos de responsabilidad.

Los campos de entrenamiento de la Yihad se ubican generalmente en países como Irak, Afganistán, Yemen o Arabia Saudí, aunque se han localizado algunos campos móviles en zonas del Magreb y en Palestina.
Las investigaciones del departamento que dirige Alberto Saiz no sólo han llevado a detectar a este grupo de ex miembros de las Fuerzas Armadas «reconvertidos» al islamismo radical militante, sino que han informado sobre las actividades, menos peligrosas sin duda, que realiza una pequeña parte de los soldados musulmanes integrados en el Ejército.

En las unidades con una mayor presencia de soldados que profesan esta religión se han creado «vigilantes», una figura encarnada por alguno de los militares musulmanes que discretamente vela porque sus correligionarios cumplan los preceptos islámicos en cuanto a comida y bebida, pese a que en las unidades con un porcentaje mayor de musulmanes hay desde hace tiempo menús específicos para ellos, de modo que puedan compaginar su servicio en el Ejército con profesar su fe. Igualmente se les respeta la oración de los viernes y se les permite acudir al rezo sin condición alguna.

En un principio, inteligencia detectó también algunos problemas tras el ascenso de mujeres musulmanas al empleo de cabo, puesto que ocasionaba ciertos recelos entre parte de la tropa de esa religión, que no veía con buenos ojos ser mandada por una mujer.
Los problemas en todo caso no han surgido con mujeres que ostentan empleos de oficial o suboficial, sino con las que están en contacto directo con los soldados, que son la correa de transmisión de las órdenes.

Aspectos positivos

Pero la situación, más allá de la preocupación lógica, no ha desatado la alarma entre la inteligencia, y menos entre los oficiales de las unidades donde hay soldados musulmanes.
Según fuentes militares consultadas por LA RAZÓN, la integración de militares de esta confesión en las unidades es total, y eso está generando una mayor asimilación de colectivos musulmanes en la sociedad española, especialmente en aquellas ciudades con elevado porcentaje de ellos.

Estas fuentes subrayan como ejemplo que el hecho de que haya cabos musulmanas está rompiendo algunos tabúes que en esos colectivos había con el género femenino. Destacan como un hecho muy positivo el que ellas mismas se hayan sabido enfrentar a las posibles presiones de sus subordinados y que se mantengan en sus puestos, lo que supone una clara muestra de su integración en los patrones de respeto a la mujer sin tener en cuenta otros factores sociales o religiosos.
De la misma manera, señalan que el trabajo cotidiano con miembros de otras confesiones religiosas o con personas ajenas completamente a cualquier fe provoca sinergias muy positivas no sólo en las unidades sino también fuera de ellas.

Los ejércitos no ponen ningún tipo de cortapisa para la entrada de soldados de esta religión, dado que en ningún momento se pregunta a un aspirante sobre sus filiaciones políticas o religiosas. 
Las únicas trabas que puede encontrar un candidato a ingresar en los ejércitos son legales, dado que sólo los que tengan la nacionalidad española o aquellos que procedan de países de habla castellana pueden ingresar en las filas. En cuanto al servicio religioso, existe en Defensa una sección dedicada a este asunto, que se ocupa de ofrecer el apoyo espiritual requerido por los ejércitos.

Las fuentes militares consultadas señalan que tanto en Ceuta como en Melilla la población musulmana con nacionalidad española está claramente implicada en la integración de todas las culturas. La premisa, según los medios consultados, es que la nacionalidad española y el pasaporte europeo son fundamentales para mantener el buen funcionamiento político, social y económico de las dos ciudades.

M. Abizanda / D. Mazón.
La Razón.es

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