Europa se equivoca en la elección de sus adversarios
Mientras el anti-americanismo crece en Europa con sus raíces de culpabilidad, vergüenza y antisemitismo y que son fácilmente olvidadas, el rol de Estados Unidos permite a Europa los lujos de la paz y la diplomacia.
El anti-semitismo, anti-sionismo y anti-americanismo se han transformado en un enlace fanático hoy día en Europa. Esto surge de una especie de ceguera combinada con una extraña mezcla de alienación, culpabilidad y temor hacia ambos: Israel y Estados Unidos.
Millones de europeos se resisten a mirar a Israel como un país que está luchando por su supervivencia. Israel no puede soportar una guerra mayor ya que esto podría significar el fin del Estado Judío. Pero una enorme cantidad de europeos creen que en algo los israelíes están fundamentalmente equivocados: ellos nunca se comprometen, ellos prefieren soluciones de tipo militar para resolver problemas políticos.
Algo similar está detrás de la actitud europea hacia los Estados Unidos. Miren a Europa, dicen muchos europeos, nosotros hemos erradicado las guerras, el nacionalismo peligroso y las dictaduras; hemos logrado la pacificación de la Unión Europea; no hacemos la guerra, nosotros negociamos. No distraemos recursos en armamentos. El resto del planeta debería aprender de nosotros sin aterrorizarnos unos a otros.
Como sueco, en toda mi vida no he escuchado un pacifismo tan jactancioso: que Suecia, neutral, es una superpotencia moral. Ahora esta fanfarronada se ha vuelto una ideología europea. Nosotros somos un continente moral. A esto se le llama la "suequización" europea.
Sí, hoy Europa es un milagro para el continente donde dos grandes movimientos totalitarios -comunismo y nazismo-, han arrojado ríos de sangre.
Lo que Europa olvida es como aquellas ideologías fueron vencidas. Sin el ejército de los Estados Unidos, Europa no hubiera sido liberada en 1945.
Sin el Plan Marshall y la NATO, no hubieran podido resurgir económicamente.
Sin la política de contención bajo el paraguas de seguridad americano, el Ejército Rojo hubiera acabado con el sueño de libertad en Europa del Este, o hubiera traído la unidad europea bajo una bandera con estrellas rojas.
Los europeos del Oeste, también olvidan que algunas áreas del mundo, jamás han conocido la libertad. En muchos lugares, las cámaras de tortura son las reglas de juego, no los grotescos y vergonzosos errores de tropas enfermas de supervisión. Cualquier intento en esta clase de lugares de ir y comportarse en forma europea y negociar, sin el poder militar que se emplea para ejercer la diplomacia, sería patético.
En lugar de apoyar a aquellos que combaten el terrrorismo internacional, muchos europeos tratan de culpar , por la expansión del terrorismo , a Estados Unidos e Israel. Esta es una nueva ilusión europea. La España de nuestros días, apacigua a la Munich que surge de sus pensamientos.
Qué hubiera sucedido si España y Europa como un todo, hubieran reaccionado de un modo diferente a los atentados de Abril a los trenes de Madrid diciendo:"nosotros prometemos que a causa de esta matanza, redoblaremos los esfuerzos de estabilización en Iraq enviando nuevamente, muchas tropas, expertos, ingenieros, maestros, doctores y billones de euros para apoyar a las fuerzas aliadas y sus colaboradores iraquíes. El "triunfo terrorista" hubiera sido transformado en "triunfo de la guerra contra el terror".
Las imagenes que muchos europeos poseen de América e Israel, crean un clima político por alguna especie de horrible prejuicio. Ustedes tienen el Gran Satán y el Pequeño Satán. "América quiere dominar el mundo"-exactamente el argumento retórico antisemita hecho acerca de los judíos. En realidad, la retórica del moderno antisemitismo, pinta al objetivo de Israel como la dominación de Medio Oriente. Semejantes ideas se reflejan en la opinión pública, en la cual los europeos sostienen que Estados Unidos e Israel, son los verdaderos peligros para la paz del mundo.
El escritor británico Ian Buruma, sostiene que la furia de los europeos contra Estados Unidos e Israel, tiene que ver con la culpa y el temor. Las dos guerras mundiales , condujeron a tal catastrófica carnicería, que "nunca más" fue interpretado como "bienestar en casa, no intervención extranjera". El problema con este concepto , es que solamente podría sobrevivir bajo la protección del poderío americano.
El extremo antiamericanismo y antisionismo, están actualmente fusionados. El así llamado poster de paz :"Hitler tuvo dos hijos, Bush y Sharon", se mostró en carreras antibélicas europeas;combina una trivialidad de nazismo con demonización de ambas:las víctimas del nazismo y aquellas que vencieron al nazismo.
Mucho de esto proviene del subconciente culpable europeo relativo al Holocausto. Ahora las víctimas del Holocausto y sus hijos y nietos están haciendo supuestamente a los otros , lo que les hicieron a ellos. Para equilibrar víctimas y victimarios, nosotros nos lavamos la manos.
Este modelo de antiamericanismo y antisionismo, regresa una y otra vez:"el asqueroso israelí", "el asqueroso americano", parecen ser de la misma familia. "El asqueroso judío" se transforma en la parte instrumental de esta difamación cuando los así llamados neoconservadores son culpados por el militarismo americano y la brutalidad israelí y luego selectivamente nombrados: Wolfowitz, Perle, Abrams, Kristol, etc. Esta es una nueva versión del viejo mito de que los judíos dominan los Estados Unidos.
A comienzos de este año, el editor de Die Zeif, ha resaltado en esa edición, que como los judíos, los americanos son arrogantes y egoístas; que como los judíos, son esclavos de la religión fundamentalista que los vuelve santurrones y peligrosos. Como los judíos, los americanos son capitalistas "arrancadores" de dinero y por quienes el dinero efectivo tiene tan alto precio. "Los americanos e Israel son los intrusos, y como los judíos han estado siempre estorbando en el siglo 21", dice Joffe.
Los vínculos entre el antisemitismo, antisionismo y y antiamericanismo, son todos muy reales. A menos que los líderes de Europa condenen esto en forma conjunta, esa profana triple alianza envenenará las políticas del Medio Oriente como así también las relaciones transatlánticas.
Por Per Ahlmark de "The Australian"
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