La Gran Fiesta en Oriente Medio.

“El mito de América fue destruido junto con el World Trade Center”.

En Estocolmo, la gente estuvo en pie a las puertas de la Embajada de los Estados Unidos con las largas velas encendidas para expresar su dolor.
En Berlín, colocaron flores en la Embajada.
En el parlamento de Austria hondeaba una bandera negra."¡Todos somos Americanos!" reza el editorial del diario Le Monde no usualmente a favor de América.

Un periódico de Kenya recordó el atentado de Usama bin Ladin en ese país hace tres años y aseveró que "pocas naciones entenderán el pesar de América tan profundamente como la nación de Kenya". "Siento que mi corazón se rompe cuando lo veo en la televisión", dijo un Chino.

Y así fue por todo el mundo, mientras llegaban las noticias de los catastróficos acontecimientos al Este los Estados Unidos.
Los pueblos y gobiernos en la mayoría de lugares respondieron con la pena y la humanidad que uno esperaría en tal momento.

Hubo, sin embargo, una excepción importante y visible a esta solemnidad, y ésa estaba en Oriente Medio, en donde los acontecimientos del día incitaron una fiesta gigante.
"Estamos clavados", dijo un libanés.
"En blanco" comentaban los conductores egipcios de taxi mientras que miraban un reestreno del derrumbamiento del World Trade Center.
"Es hora de pagar" dijo uno de El Cairo.
Otros egipcios expresaron un deseo para George W. Bush hubiera sido enterrado en los edificios o manifestaron que éste era su momento más feliz desde la guerra de 1973.

Y así circundó la región. En El Líbano y el West Bank, los Palestinos dispararon sus armas al aire, una manera común de mostrar estar complacidos.
En Jordania, los Palestinos repartieron dulces en otra expresión de alegría.
Incluso fuera de Oriente Medio, bastantes Musulmanes dijeron que los Estados Unidos habían conseguido lo que se merecían. Los diarios Nigerianos divulgaron que la Islamic Youth Organisation en la provincia de Zamfara organizó un acto para celebrar los atentados. "Cualquier destrucción a la América esté haciendo frente, me hace feliz como Musulmán", rezaba una cita típica de Afganistán.
Un líder Paquistaní dijo que Washington estaba pagando sus políticas contra los Palestinos, Iraquíes, Bosnios, y otros Musulmanes, avisando después que "lo peor está todavía por venir".

Con seguridad, la mayoría de los gobiernos se comportaron de la mejor manera posible, rechazando esto y llorando por eso. Pero incluso aquí, había grietas.
En Siria, el mensaje de condolencia vino de una "fuente de información oficial anónima" más que (como es normalmente el caso) de. Presidente Bashshar al-Asad.
En Irán, el más suave de los análisis de los diarios retrató los aviones chocando como "El precio de América por su ayuda oculta al régimen Sionista".
El peor de ellos acusa a Israel de orquestar los atentados en realidad, en un supuesto intento de desviar la atención de la opinión mundial de su propio conflicto con los Palestinos.

Y después está Iraq donde los medios de comunicación controlados por el estado animaron a la violencia, comentando con satisfacción que "los vaqueros americanos están cosechando los frutos de sus crímenes contra la humanidad".

También anunció, con placer nada disimulado, que "el mito de América fue destruido junto con el World Trade Center".¿Porqué esta pegajosa rabia contra Occidente, y contra los Estados Unidos en concreto?. Porque dos ideologías extremistas mantienen un nexo en gran parte de Oriente Medio e incluso más allá.

Nacionalismo Palestino. Retratado a menudo como el poseedor de una meta relativamente benigna de crear un estado Palestino al costado de Israel, tiene realmente el bastante más virulento de destruir a Israel y de sustituirlo por un estado Palestino que se extienda "desde el río hasta el mar". La ondulante fuerza de Israel había apisonado el agarre de esta ideología de Palestinos y otros oradores árabes.

Se presentó con nuevas energías gracias al proceso de Oslo, que hizo que Israel pareciese debilitado y desmoralizado. En consecuencia, incluso la suave aprobación Americana de las políticas Israelíes hacia la violencia Palestina durante el último año ha engendrado una rara furia contra el gobierno de Estados Unidos, el pueblo Americano, y todo sus trabajo.

El placer ante muertes Americanas es el resultado natural.Islamismo. Éste es el cuerpo de ideas que toma la religión de Islam y le da base de ideología utópica radical junto a las líneas del fascismo y del Marxismo-Leninista.

Tiene ambiciones para sustituir al capitalismo y al liberalismo como el sistema reinante del mundo. El Islamismo es el responsable del odio anti-Americano que supura de lugares alejados del conflicto Árabe-Israelí, como Nigeria o Afganistán. Los que se adhieren a esta perspectiva no son, como era de esperar, conscientes de su agresividad sino que se ven rodeados por Occidente.
Por todo el mundo, los Islamistas se sienten intimidados por un Occidente arrogante e imperialista. En las palabras de un Egipcio, los americanos "nos tienen en la garganta".

Los Islamistas separan entre una larga lista de países - Argelia, Turquía, Egipto, y Malasia son los ejemplos principales - donde creen que los gobernantes locales Musulmanes hacen los negocios sucios con Occidente para suprimir su movimiento.
También tienen otra lista - Kachemira, Afganistán, y Sudán cotizan alto aquí - donde ven que Occidente suprime los mejores esfuerzos Islamistas para establecer una sociedad justa.

Cuandoquiera que los Musulmanes se mueven hacia un Estado Islámico emergente, explica un Islamista, "las traidoras manos del Occidente secular están siempre metidas en el mundo Musulmán para traer la derrota de las fuerzas Islámicas".
La solución descansa fundamentalmente sobre cambiar la naturaleza de los Estados Unidos, de modo que llegue a ser comprensiva con tales esfuerzos Islamistas.

Vale la pena observar que mientras los nacionalistas Palestinos y los Islamistas comparten un odio a todo lo Americano, sus metas son diferentes: los anteriores aspiran simplemente a un cambio en la política exterior del país, mientras que los últimos buscan cambiar la naturaleza misma del país. En el ínterior, sin embargo, ambos se complacen indecentemente del sufrimiento Americano.

Que los nacionalistas Palestinos y los islamistas hayan revelado de modo tan crudo su enemistad a los Estados Unidos da prueba clara de sus actitudes e intenciones.
Esto tiene un significado político obvia para los Occidentales: dignifica que sabemos quiénes son algunos de nuestros enemigos más devotos.

Los gobiernos Occidentales se habían engañado durante años con la idea de que podrían apaciguar a estos movimientos extremistas o sencillamente ignorarlos. Por lo menos ahora, tras tantos miles de vidas perdidas, sabemos lo amarga que es una mentira.

Por Daniel Pipes

Europa superpotencia moral

Europa se equivoca en la elección de sus adversarios

Mientras el anti-americanismo crece en Europa con sus raíces de culpabilidad, vergüenza y antisemitismo y que son fácilmente olvidadas, el rol de Estados Unidos permite a Europa los lujos de la paz y la diplomacia.

El anti-semitismo, anti-sionismo y anti-americanismo se han transformado en un enlace fanático hoy día en Europa. Esto surge de una especie de ceguera combinada con una extraña mezcla de alienación, culpabilidad y temor hacia ambos: Israel y Estados Unidos.

Millones de europeos se resisten a mirar a Israel como un país que está luchando por su supervivencia. Israel no puede soportar una guerra mayor ya que esto podría significar el fin del Estado Judío. Pero una enorme cantidad de europeos creen que en algo los israelíes están fundamentalmente equivocados: ellos nunca se comprometen, ellos prefieren soluciones de tipo militar para resolver problemas políticos.

Algo similar está detrás de la actitud europea hacia los Estados Unidos. Miren a Europa, dicen muchos europeos, nosotros hemos erradicado las guerras, el nacionalismo peligroso y las dictaduras; hemos logrado la pacificación de la Unión Europea; no hacemos la guerra, nosotros negociamos. No distraemos recursos en armamentos. El resto del planeta debería aprender de nosotros sin aterrorizarnos unos a otros.

Como sueco, en toda mi vida no he escuchado un pacifismo tan jactancioso: que Suecia, neutral, es una superpotencia moral. Ahora esta fanfarronada se ha vuelto una ideología europea. Nosotros somos un continente moral. A esto se le llama la "suequización" europea.

Sí, hoy Europa es un milagro para el continente donde dos grandes movimientos totalitarios -comunismo y nazismo-, han arrojado ríos de sangre.
Lo que Europa olvida es como aquellas ideologías fueron vencidas. Sin el ejército de los Estados Unidos, Europa no hubiera sido liberada en 1945.
Sin el Plan Marshall y la NATO, no hubieran podido resurgir económicamente.
Sin la política de contención bajo el paraguas de seguridad americano, el Ejército Rojo hubiera acabado con el sueño de libertad en Europa del Este, o hubiera traído la unidad europea bajo una bandera con estrellas rojas.

Los europeos del Oeste, también olvidan que algunas áreas del mundo, jamás han conocido la libertad. En muchos lugares, las cámaras de tortura son las reglas de juego, no los grotescos y vergonzosos errores de tropas enfermas de supervisión. Cualquier intento en esta clase de lugares de ir y comportarse en forma europea y negociar, sin el poder militar que se emplea para ejercer la diplomacia, sería patético.

En lugar de apoyar a aquellos que combaten el terrrorismo internacional, muchos europeos tratan de culpar , por la expansión del terrorismo , a Estados Unidos e Israel. Esta es una nueva ilusión europea. La España de nuestros días, apacigua a la Munich que surge de sus pensamientos.

Qué hubiera sucedido si España y Europa como un todo, hubieran reaccionado de un modo diferente a los atentados de Abril a los trenes de Madrid diciendo:"nosotros prometemos que a causa de esta matanza, redoblaremos los esfuerzos de estabilización en Iraq enviando nuevamente, muchas tropas, expertos, ingenieros, maestros, doctores y billones de euros para apoyar a las fuerzas aliadas y sus colaboradores iraquíes. El "triunfo terrorista" hubiera sido transformado en "triunfo de la guerra contra el terror".

Las imagenes que muchos europeos poseen de América e Israel, crean un clima político por alguna especie de horrible prejuicio. Ustedes tienen el Gran Satán y el Pequeño Satán. "América quiere dominar el mundo"-exactamente el argumento retórico antisemita hecho acerca de los judíos. En realidad, la retórica del moderno antisemitismo, pinta al objetivo de Israel como la dominación de Medio Oriente. Semejantes ideas se reflejan en la opinión pública, en la cual los europeos sostienen que Estados Unidos e Israel, son los verdaderos peligros para la paz del mundo.

El escritor británico Ian Buruma, sostiene que la furia de los europeos contra Estados Unidos e Israel, tiene que ver con la culpa y el temor. Las dos guerras mundiales , condujeron a tal catastrófica carnicería, que "nunca más" fue interpretado como "bienestar en casa, no intervención extranjera". El problema con este concepto , es que solamente podría sobrevivir bajo la protección del poderío americano.

El extremo antiamericanismo y antisionismo, están actualmente fusionados. El así llamado poster de paz :"Hitler tuvo dos hijos, Bush y Sharon", se mostró en carreras antibélicas europeas;combina una trivialidad de nazismo con demonización de ambas:las víctimas del nazismo y aquellas que vencieron al nazismo.

Mucho de esto proviene del subconciente culpable europeo relativo al Holocausto. Ahora las víctimas del Holocausto y sus hijos y nietos están haciendo supuestamente a los otros , lo que les hicieron a ellos. Para equilibrar víctimas y victimarios, nosotros nos lavamos la manos.

Este modelo de antiamericanismo y antisionismo, regresa una y otra vez:"el asqueroso israelí", "el asqueroso americano", parecen ser de la misma familia. "El asqueroso judío" se transforma en la parte instrumental de esta difamación cuando los así llamados neoconservadores son culpados por el militarismo americano y la brutalidad israelí y luego selectivamente nombrados: Wolfowitz, Perle, Abrams, Kristol, etc. Esta es una nueva versión del viejo mito de que los judíos dominan los Estados Unidos.

A comienzos de este año, el editor de Die Zeif, ha resaltado en esa edición, que como los judíos, los americanos son arrogantes y egoístas; que como los judíos, son esclavos de la religión fundamentalista que los vuelve santurrones y peligrosos. Como los judíos, los americanos son capitalistas "arrancadores" de dinero y por quienes el dinero efectivo tiene tan alto precio. "Los americanos e Israel son los intrusos, y como los judíos han estado siempre estorbando en el siglo 21", dice Joffe.

Los vínculos entre el antisemitismo, antisionismo y y antiamericanismo, son todos muy reales. A menos que los líderes de Europa condenen esto en forma conjunta, esa profana triple alianza envenenará las políticas del Medio Oriente como así también las relaciones transatlánticas.

Por Per Ahlmark de "The Australian"

El fin de 'Londonistán'



El minarete de una mezquita sobresale entre las las chimeneas de las casas de un barrio de Leeds (Inglaterra).

El 5 de agosto de 2005, Tony Blair anunció una serie de medidas antiterroristas que representan un cambio radical de la estrategia británica respecto al movimiento islamista, puesto en evidencia tras los atentados del 7 y el 21 de julio.

La política de Londonistán -el asilo político concedido a los ideólogos islamistas radicales a cambio de convertir el Reino Unido en santuario- ha quedado definitivamente enterrada: Omar Bakri, el extravagante sirio fundador del grupúsculo Al Muhayirun, aficionado a ensalzar a Osama bin Laden y los "219 magníficos" -los terroristas del 11 de septiembre-, se fue a Líbano, después de dos décadas en Inglaterra, para pasar unas vacaciones rápidamente convertidas en destierro por el ministro de Interior británico.

Otro espantapájaros de la prensa sensacionalista, el egipcio Abu Hamza, nacionalizado británico, está en la cárcel, a la espera de que puedan acabar arrebatándole su ciudadanía y le extraditen a Estados Unidos.

El jordano-palestino Abu Qatada, al que los británicos consideran "el embajador de Al Qaeda en Europa", se encuentra preso y aguarda una extradición a Jordania que todavía no es más que hipotética debido a las numerosas vías de recurso jurídico posibles, como se ha podido ver en el caso de Rachid Ramda, un ciudadano argelino cuya extradición reclama en vano París desde hace 10 años para interrogarle sobre su intervención en los atentados de 1995, y que Blair calificó de caso "completamente inaceptable" al hablar de la necesidad de "cambiar las reglas del juego".

Las medidas anunciadas son, entre otras, la expulsión por decreto de los predicadores que alteren el orden público (como en Francia o España), la criminalización de la apología del terrorismo, el cierre de los lugares de oración en los que "se fomente el extremismo" y una política de integración voluntarista, que sustituya al generoso laissez-faire reinante hasta ahora.

Todo ello ha suscitado un gran sobresalto en los medios liberales británicos, que han denunciado unas maneras militaristas y unas medidas liberticidas. Sin embargo, más allá de la polémica y el efecto publicitario, destinado a tranquilizar a una opinión pública que vive traumatizada por la perspectiva de un tercer atentado, el abandono de la política de Londonistán suscita interrogantes más profundos y complejos sobre el modelo de sociedad multiculturalista, que el Reino Unido simbolizaba en Europa junto con los Países Bajos (donde se puso en tela de juicio tras el asesinato del realizador Theo van Gogh, apuñalado por un joven islamista de origen marroquí en otoño de 2004).

Londonistán representaba la punta del iceberg multiculturalista, hasta el punto de haberse convertido en su caricatura. Suponía que, al ofrecer asilo a los ideólogos extremistas, éstos ejercerían una influencia favorable sobre la juventud tentada por el islamismo radical y la violencia y le disuadirían de actuar contra un Estado y una sociedad que habían permitido resplandecer a los Abu Hamza, Abu Qatada y Omar Bakri.

Es cierto que, durante un decenio, Gran Bretaña estuvo a salvo, pero a cambio de quitar importancia al discurso radical, que se consideraba lícito siempre que no se tradujera en violencia y entre cuyos elementos estaban la falta completa de identificación de los jóvenes -pese a ser ciudadanos británicos- con el Reino Unido y el exacerbamiento de una identidad islamista transnacional puntuada por las hazañas de la yihad en todo el mundo, cada vez más accesibles a través de Internet.

A medida que los héroes online de la yihad, a partir del 11 de septiembre, fueron cometiendo atentados en los cuatro puntos cardinales, los ideólogos de Londonistán, que ladraban pero no mordían, fueron quedando mal y perdiendo su valor y su influencia en los sectores más radicales, a los que no preocupaba en absoluto su bienestar londinense. En ese sentido, las medidas jurídicas que hoy se les aplican no tienen más que un efecto simbólico a posteriori.

En cambio, queda aún sin resolver en absoluto la cuestión del cimiento intelectual que hizo posible Londonistán, es decir, un multiculturalismo en el que lo que distingue a las comunidades religiosas, étnicas y de otro tipo, proclamadas como tales dentro de una sociedad concreta, se considera fundamental, mientras que lo que une a los individuos, por encima de la raza o la fe, como ciudadanos de una misma sociedad, se ve como algo secundario.

Toda sociedad tiene sus diferencias, sobre todo por los conflictos permanentes de los grupos sociales que la habitan, y no existe sociedad sin conflicto más que en las utopías totalitarias. Ahora bien, la peculiaridad del multiculturalismo es que piensa que los individuos están determinados por una "esencia" cultural inamovible, propia de cada "comunidad", y que el orden político, e incluso el jurídico, deben juzgarlos siempre a través del prisma comunitario al que pertenecen.

Existen defensores de esta teoría tanto entre los partidarios -reconocidos o no- del apartheid como entre los liberales o los libertarios. En el Reino Unido, el multiculturalismo ha sido objeto de un consenso implícito entre la aristocracia social, salida de las public schools y encerrada en los clubes, y la izquierda laborista: el desarrollo separado de los musulmanes permitía a los primeros administrar con el menor coste posible la mano de obra paquistaní inmigrante y a los segundos captar su voto a través de los líderes religiosos en el momento de las elecciones. Ése es el consenso que los atentados de julio hicieron saltar por los aires.

Porque el multiculturalismo sólo tiene sentido si conduce a una especie de paz social, en la que los dirigentes comunitarios controlen a sus fieles, les inculquen valores religiosos o morales específicos pero garanticen su sumisión al orden público general.

Y, en ese sentido, el trauma sufrido por la sociedad británica es más profundo que el de la sociedad estadounidense tras el 11 de septiembre, aunque el número de muertos haya sido muy inferior: en Estados Unidos, los 19 piratas aéreos eran extranjeros, mientras que, en el Reino Unido, los ocho individuos involucrados son hijos de la sociedad multicultural.

Lo que se sabe de ellos les muestra profundamente imbuidos de religión -transmitida no sólo en las mezquitas sino, tanto o más, a través del vídeo e Internet-, pero sin fidelidad alguna a los dirigentes comunitarios cooptados por el sistema político.

Después de los atentados, el sistema social británico se ha encontrado con sectores enteros que se definen, ante todo, a partir de una identificación comunitaria religiosa que, sin embargo, no puede prevenir derivas violentas contra la sociedad "impía" ni la imitación de Al Qaeda.

Dado que el multiculturalismo practicado en Gran Bretaña ha dejado de servir como defensa del orden público, la prensa y la red se llenan de debates sobre cómo salir del punto muerto, igual que sucedió en Holanda tras el asesinato de Theo van Gogh.

Además del desmantelamiento de Londonistán y la panoplia de medidas antiterroristas que auguran largas batallas jurídicas, enuna de las páginas web más respetadas de la red, openDemocracy, David Hayes -uno de sus editores- ha calificado lo que se juega la sociedad como una elección draconiana entre dos modelos, el laicismo radical y el multiculturalismo radical.

Es una alternativa válida no sólo para el Reino Unido sino para toda Europa, en la medida en que los problemas son equiparables, aunque se planteen a partir del contexto histórico concreto de cada país de la Unión.

El secularismo radical -que, en el Reino Unido, empezaría por la abolición del carácter oficial de la Iglesia Anglicana- tendría como objetivo redefinir el pacto entre el nuevo Estado laico y el conjunto de los ciudadanos, sobre la base de una Constitución redactada por consenso.

Por el contrario, el multiculturalismo llevado al extremo desembocaría en la creación de un "Parlamento musulmán" autónomo, elegido por su comunidad, encargado de legislar para ella y dotado de medios para aplicar la ley y hacer respetar el orden público, como ocurría en el Imperio Otomano con las minorías judías o cristianas.

Estas dos opciones pueden parecer excesivas, pero permiten fijar con claridad los límites entre los que las sociedades europeas tendrán que definir su vía, e indican, sobre todo, la urgencia con la que es preciso entablar el debate en el Viejo Continente.

En Europa, Francia, criticada cuando la comisión Stasi recomendó prohibir los signos de afiliación religiosa en la escuela, despierta interés ahora entre quienes destacan que es el país con la población de origen musulmán más numerosa, muy por delante de Alemania y Gran Bretaña, y que el control social que ejerce el efecto combinado de la laicidad, la integración voluntarista y la política de seguridad preventiva ha permitido -con arreglo a unas modalidades inversas de multiculturalismo- evitar los atentados durante la pasada década.

Cuando dos periodistas franceses secuestrados en Irak fueron amenazados de muerte si no se retiraba la ley sobre la laicidad en la escuela, la movilización de los ciudadanos franceses de origen musulmán contribuyó no poco a su liberación.

Sin embargo, tampoco la República laica puede dar todo por descontado: la marginación social de demasiados jóvenes de origen magrebí o africano, el hecho de que se quite importancia a las páginas yihadistas en Internet y la marcha de algunos hacia los frentes candentes de Irak o Pakistán, suministran los ingredientes del mismo cóctel que se halla en otros lugares. Pero no se ha llegado a la fatalidad del atentado, y, hasta ahora, los que lo predicaban no han tenido éxito.

Ni en Londres, ni en París, Roma, Madrid, Bruselas o Amsterdam conviene ocultar la cabeza debajo del ala: el problema terrorista, aparte de medidas simbólicas como la erradicación de Londonistán, plantea la pregunta de qué queremos que sea la identidad europea, junto con nuestros conciudadanos de origen musulmán y de todas las confesiones o no religiones.

Ha llegado la hora de que la Unión Europea, tras el fracaso de la Constitución, aborde de frente este asunto, en el que se juega una parte de su futuro.

Por Gilles Kepell

El Antiamericanismo signo de identidad Europeo.

Fustigador de los tópicos del pensamiento dominante en Francia, el ensayista e historiador liberal Jean-François Revel acaba de publicar 'La obsesión antiamericana', donde vuelve a la carga para desmontar, con precisión, los tópicos del antiamericanismo de los europeos.

El antiamericanismo es una de las obsesiones intelectuales de Jean-François Revel. Francia es, en su opinión, el país europeo más antiamericano. Una actitud que forma parte de un complejo mejunje que podríamos llamar la ideología francesa, muy influenciada por la izquierda y por una tradición comunitarista de la derecha. Un viaje al fondo del antiamericanismo marca el recorrido de esta entrevista.

- Para usted, el antiamericanismo es la gran coartada para la irresponsabilidad.

Si los americanos tienen la culpa de todo, los europeos estamos libres de toda responsabilidad.

- ¿Por qué Estados Unidos se ha convertido en una superpotencia mundial?

Porque Europa se hundió en el siglo XX por sus propios errores. Los europeos han desencadenado dos guerras que han sido guerras civiles europeas antes de convertirse en mundiales.
Las dos veces, los americanos han tenido que acudir en su ayuda. Las dos veces, los americanos han sido los arquitectos de la paz.
Y han sido ellos los que nos han garantizado la protección frente al imperialismo soviético.
Además de desencadenar dos guerras, Europa inventó el totalitarismo.
Tanto el nazismo como el comunismo son inventos europeos, además de ciertas dictaduras no totalitarias de carácter fascista, el franquismo entre ellas.

La ascensión de Estados Unidos viene de la caída de Europa, y los europeos no quieren reconocerlo. La misma idea de la Unión Europea fue patrocinada desde el origen por Estados Unidos. Este mismo razonamiento vale para América Latina. Evidentemente, los americanos desempeñan allí un gran papel.
Pero el antiamericanismo en América Latina ha sido un fracaso: la manera de no querer afrontar sus problemas de ineficiencia, de corrupción, de violencia.

- A pesar de que allí los americanos han hecho de las suyas y han patrocinado dictaduras execrables.

-Sí, pero esto es otra cosa. También Francia o el Reino Unido han apoyado dictaduras aquí y allá. Todos tenemos ciertos aliados que no siempre han demostrado adhesión ni disposición a la democracia. Hay muchas cosas en América Latina que no se han explicado de un modo exacto. No fue Estados Unidos el que desencadenó el golpe de Estado contra Allende.

- La complicidad activa en este caso fue manifiesta.

-Al final. En realidad, Allende había sido elegido con apenas un tercio de los votos. No tenía ningún mandato para transformar la sociedad chilena. Si hubiese habido en Chile un sistema presidencial con elección en dos vueltas, como en Francia, Allende no habría sido elegido en la segunda vuelta.

Leon Blum lo comprendió en 1936 en Francia: sabía que había sido elegido minoritariamente y entendió que no tenía derecho a cambiar por completo el sistema económico y social.

-La falta de sentido de la responsabilidad que usted denuncia, ¿es una enfermedad reciente en Europa o es una enfermedad antigua?

- No es sólo un problema europeo. Se da también en América Latina y en el mundo árabe-musulmán. El fracaso de la civilización islámica se remonta al siglo XV. Allí perdieron el contacto con la evolución científica y con el racionalismo.
Tampoco han sabido crear las condiciones del desarrollo económico, al no separar el poder político y religioso del poder económico.

En vez de analizar las causas de su fracaso, lo atribuyen a la maldad de los occidentales en general, y de Estados Unidos en particular. Estados Unidos debe ser la única gran potencia que nunca ha tenido colonias en el mundo árabe.

El antiamericanismo es una enfermedad universal, aunque más sofisticada y matizada en Europa. El general De Gaulle decía que no podía aceptar la gran potencia americana, pero no iba más lejos porque tenía enfrente al gran peligro soviético y sabía muy bien que Francia sola era incapaz de protegerse.

-Hay una tradición de antiamericanismo de izquierdas, pero también de derechas. En España, el franquismo era ideológicamente antiamericano, a pesar de que Estados Unidos le dio muchísimo apoyo.

-Y se puede encontrar la misma actitud en Mussolini y en Hitler. Por encima de todo, estaban contra el liberalismo. En 1969, en Berlín, ante un gran grupo de estudiantes izquierdistas, leí un texto largo que condenaba el capitalismo y el parlamentarismo. Aplaudieron mucho.
Y yo les dije: desgraciadamente, estas palabras son de Mussolini. Actualmente, la extrema derecha -Le Pen en Francia, pero también en otros países europeos- produce documentos contra la globalización y contra la economía de mercado que podrían ser firmados por un trotskista.
Del mismo modo que hemos visto en la extrema derecha y en la extrema izquierda un amor inmoderado por Sadam Husein simplemente porque era antiamericano.

- El antiamericanismo, ¿es una ideología más bien de las élites o es de base popular?

R. En Francia, quizá el país más antiamericano de Europa, los sondeos muestran que hay un 60% de franceses que tiene simpatía por Estados Unidos. Lo cual tiene mérito porque los medios de comunicación son obsesivos.
El antiamericanismo es sobre todo un fenómeno de los medios políticos y periodísticos, y de los profesores. En cada país tiene características propias.
En Italia, por ejemplo, es distinto, porque todo el mundo tiene algún pariente o conocido que emigró a América.

- Paradójicamente, siendo un país que tuvo el partido comunista más fuerte y más influyente, Italia es menos antiamericana que Francia.

-Sí, ciertamente. En Francia, para la izquierda, el antiamericanismo era un corolario del anticapitalismo, y además siempre hemos tenido un antiamericanismo de derecha fuerte; mientras que en Italia, la Democracia Cristiana era proamericana, y el socialismo italiano, también.

- Según usted, el antiamericanismo esconde un rechazo del liberalismo.

-Sí, o el rechazo al liberalismo viene del antiamericanismo. Las dos cosas se dan. Y la vez, la admiración por Estados Unidos es grande. Es todo muy ambiguo. En el plano cultural, vemos la obsesión por poner barreras al cine americano. Evidentemente, Estados Unidos es muy fuerte en la producción de un cine muy
popular.
Pero ¿qué se gana protegiéndose de ello con barreras artificiales? Es contrario a la lógica más elemental de la difusión y el intercambio cultural. ¿Qué habríamos ganado si en el siglo XVI hubiésemos puesto dificultades para la circulación en Francia de la pintura italiana?
Nada, habríamos perjudicado a la propia pintura francesa. Sin libertad de circulación de las obras de arte no hay cultura. Los grandes novelistas ingleses han tenido su máxima difusión entre las dos guerras y en la posguerra sin ninguna conexión con el poder diplomático americano.

- Sin embargo, es una gran ventaja tener la lengua de comunicación universal. Otras consideraciones aparte, si cuantificáramos el ahorro que ello significa para Estados Unidos daría una cifra importante.

R. Es cierto, pero hemos llegado hasta aquí por la fuerza de las cosas. No hay que confundir el hecho de que mucha gente se comunique en inglés con el hecho de conocer la cultura anglosajona.

- La Administración de Bush es una buena cantera para el antiamericanismo.

- Hay una cierta tendencia a incriminar y a caricaturizar la figura del presidente de Estados Unidos. Reagan, por ejemplo, y en realidad fue quien hizo posible la caída del muro de Berlín. Los del Este son conscientes de ello: en Varsovia, la antigua plaza de la Constitución es ahora plaza de Ronald Reagan.

Todos los presidentes son susceptibles de ser criticados. Veremos al final cómo juzgar a Bush. Decir que Irak e Irán son países peligrosos es la pura verdad.

- Pero Bush ofrece varios flancos de crítica: de un lado, ha recuperado una dimensión religiosa de la política que choca con la laicidad europea.

-No hay religión de Estado en Estados Unidos. En España, en Francia, en Italia la ha habido. Y la reina de Inglaterra es la jefa de la religión anglicana. Es cierto que Bush ha hecho una opción personal muy religiosa. Pero no sé en qué va a influir en su política.

- Por otra parte, se ha opuesto al reconocimiento de instancias de ordenación internacional como el Tribunal Penal Internacional y el Protocolo de Kyoto.

- Hay mucha hipocresía. Yo no veo al Gobierno francés obligando a los automovilistas a circular a sesenta por hora por las autopistas. Reducir el gasto de energía no se hace firmando protocolos. La izquierda es contradictoria: está contra el nuclear y está contra un gasto excesivo de petróleo.

En cuanto al TPI, está muy claro por qué lo rechazan: no quieren que cualquier país lleve arbitrariamente ante a los tribunales, por puro antiamericanismo, a cualquier ciudadano americano.

-En este caso, la perversión se invierte. El antiamericanismo sirve de coartada a los propios americanos.

- En un momento en que las Naciones Unidas sitúan a Libia al frente de la Comisión de los Derechos Humanos, no es para escandalizarse que América quiera evitar determinadas actuaciones contra sus dirigentes y militares.

-Los americanos están rompiendo el orden internacional que ellos mismos construyeron después de la II Guerra Mundial. Estamos pasando de unas reglas del juego compartidas a una forma de decisionismo: ellos tienen la fuerza, ellos determinan la ley según su idea de las cosas.

-Sí, el unilateralismo. Aquí nos volvemos a encontrar con la indecisión europea. Cuando hablas con los americanos -con Powell, especialmente-, te dicen: los europeos no tienen ninguna propuesta que hacernos.
Los franceses, ¿qué proponían en el conflicto de Irak? Negociar. Pero ya se hizo y Husein engañaba.

- ¿Usted cree que Chirac se equivocó con su posición durante la guerra?

- Chirac puede estar legítimamente en contra de la guerra preventiva. Pero la política es muy simple. La actitud de Francia, a partir de un momento, ha sido interpretada como un apoyo a Husein.
Como usted sabe, los países árabes propusieron a Sadam Husein que se fuera con la promesa de que se podría llevar dinero y que no sería perseguido internacionalmente. Esto hubiera permitido evitar la guerra. Yo no estoy seguro de que Husein hubiese aceptado.
Pero, sin duda, al ver la posición de Francia, de Alemania y de Rusia pensó que tenía una oportunidad de seguir. Francia tenía derecho a oponerse a la guerra preventiva, pero hizo más que esto. Y asumió una posición mucho más marcada que De Gaulle cuando decidió salirse del comando integrado en la OTAN. Marcó distancias, pero no abandonó la OTAN. Simplemente no quería que el ejército francés fuera mandado por un general americano.


- ¿Hasta qué punto los americanos son ellos también responsables del antiamericanismo?

- Estados Unidos ha sido la primera potencia verdaderamente mundial tanto entre las dos guerras como después de la caída del comunismo. El Imperio Romano, España, Gran Bretaña
dominaban una parte del mundo y en muchos casos había contrapesos. Además, todos los dirigentes cometen errores.
Los americanos, también.

Francia, por ejemplo, tiene una enorme responsabilidad en el genocidio de Ruanda. Los que se manifiestan por la paz podrían tenerlo en cuenta. Siempre están en contra de Estados Unidos. Muy bien, pero en África ha habido millones de personas masacradas; en Sudán, por ejemplo. Y la culpa no era de los americanos.
Todo gobernante es criticable, pero hace falta que las críticas sean buenas. Cuando se parte del principio de que en cualquier caso los americanos están equivocados, vamos mal.

- Sin embargo, es perfectamente normal que si Europa avanza tenga conflictos de intereses y de valores y tensiones con Estados Unidos.

- Sí, por supuesto. Aunque Europa no ha sido creada contra Estados Unidos. Ha sido creada contra ella misma, para evitar que la guerra civil continuara indefinidamente. Los padres fundadores lo tenían muy claro. Pero es evidente que hay rivalidades; económicas, por ejemplo. Y en este terreno, una vez más, los antiglobalización son inconsecuentes.
Su primera manifestación fue en Seattle. ¿Qué había allí? Una reunión de la Organización Mundial de Comercio, que tiene precisamente como objetivo regular el comercio internacional y
conseguir que la economía de mercado no se desboque. Son éstas las contradicciones del antiamericanismo.

- Es evidente que Europa y Estados Unidos representan modelos de desarrollo capitalista diferentes.

- Sin duda, pero, al mismo tiempo, no olvidemos que Estados Unidos es una emanación de Europa. Estados Unidos ejerce una forma de dominación que viene más de los fracasos de los otros que de sus propios éxitos.

En el siglo XIX, el antiamericanismo en Francia era sobre todo cultural. Stendhal se reía de ellos porque no tenían ópera. En cambio, en los medios políticos, más bien había admiración por América, contrariamente a lo que ocurre ahora.
La Constitución americana era como un ideal. Y evidentemente ha tenido éxito, porque después de la guerra civil que la implantó sobre todo el territorio no ha habido ni un golpe de Estado. Hay mucho a criticar, pero hay que hacerlo bien.
Cuando se dice: no hay seguridad social en Estados Unidos,
¿quién universalizó la idea de Estado de bienestar si no Roosevelt?

- ¿Usted cree realmente que se puede hablar del islam como una totalidad?

- No, de Nigeria a Malaisia hay países muy diversos. Pero, atención: el islam subsahariano está entre los más radicales. Basta ver Nigeria. En general, ha habido un endurecimiento del islam en todas partes.

- Algunos especialistas -Olivier Roy, por ejemplo- piensan que lo que está viviendo el mundo islámico es una crisis de paso a la modernización.

- Esperemos que así sea. Yo no estoy muy convencido. Veo signos de regresión. Por ejemplo, el rechazo a la laicidad y el combate contra cualquier separación entre poder religioso y poder político. Si han fracasado en su acceso a la modernidad ha sido por la dificultad en reconocer el derecho del pensamiento científico y racionalista a ser independiente del pensamiento religioso.

- Los europeos se mataron mucho para llegar hasta aquí.

-Es cierto, pero finalmente se impuso el racionalismo y la ciencia. En Francia, por ejemplo, no se puede aceptar que los islamistas quieran introducir cambios incluso en los programas educativos.
No se puede enseñar Voltaire porque criticó a Mahoma, no se puede enseñar determinada biología porque pone en duda verdades religiosas.

Los franceses no hemos luchado trescientos años para conseguir una enseñanza independiente respecto al cristianismo para que ahora venga el islam y nos imponga sus normas.

- El modelo republicano francés, ¿es el bueno?

-
Lo que hay que defender es la tradición democrática occidental que ha conducido a la separación entre lo religioso, que es del dominio de lo privado, y lo político, que tiene sus formas de legitimidad autónomas. Y en este marco es fundamental la libertad de expresión y de pensamiento. Esto es valido para Occidente y para el mundo en general.

En la India, por ejemplo, ahora hay un cierto proceso de radicalización en todas las partes, pero durante cuarenta años ha coexistido un gran número de religiones diferentes y un poder político independiente de ellas, legitimado por las urnas.

- ¿El antiamericanismo es, finalmente, un fracaso intelectual?

- Cuando es obsesivo, sí. La crítica a Estados Unidos ha de existir; todos los países, y más todavía cuando son muy potentes, cometen disparates. Cuando la crítica consiste en decir cosas de Estados Unidos que no son verdad o en hacerle reproches injustificados es un fracaso intelectual.
Por ejemplo, cuando Simone de Beauvoir dijo, después de la guerra, que la ocupación americana era como la ocupación nazi. Ante estos disparates, los americanos ríen, no se nos toman en serio.

Francia ¿Pacifista o interesada?

Francia y sus intereses en Irak - Costa de Marfil, ¿el Irak de Francia?

Mientras por aquí todos siguen ocupados en denunciar lo malo que es el señor Bush y el imperialismo americano reflejado en la guerra de Irak, Francia continúa haciendo de las suyas en África. Algunos verán que esta comparación es exagerada, pero deberíamos preguntarnos si no reaccionamos con un racismo inconsciente: lo que les pase a los negros no es tan importante. Los problemas de África se presentan eternos y de difícil solución, pero en realidad muchos de ellos son más sencillos de lo que parecen; igual de sencillos de explicar y entender que la guerra por el petróleo en Irak.:

En África también hay Ucranias con sus revoluciones civiles que apoyan a los opositores de regímenes dictatoriales, en África también hay países del primer mundo que invaden y aniquilan un país por razones "humanitarias", en África también hay ciudades de millones de personas y países que, si les dejaran, serían igual de ricos y prósperos que los del primer mundo. La diferencia es que en la gran mayoría de países africanos el sistema colonial que los arrasó durante más de medio siglo -algunos más de cien años- continúa existiendo.

Como nos cuenta François-Xavier Verschave -presidente de la asociación Survie y autor de varios libros sobre este tema, como La Françafrique (1998) o Noir Silence (2001)- cuando Francia, en los 60 del general De Gaulle, tuvo que aceptar las independencias de sus colonias africanas, puso en marcha un sistema ilegal y secreto para confiscar esas independencias, con el expolio de los recursos estratégicos -petróleo, uranio-, económicos -cacao, madera...-; fraudes financieros -con el desvío de más del 90% de sus "ayudas al desarrollo" por parte de los sucesivos gobiernos (Mitterrand, Chirac...)-; imposición y apoyo de dictaduras "amigas de Francia" -con la correspondiente aniquilación de todos los líderes oponentes que suponían una alternativa-; manipulaciones secretas - con las redes de la ultraderecha y del partido de Le Pen entre los mercenarios y las guardias presidenciales y las logias francmasónicas a las que están afiliados desde todos los dictadores africanos a directivos de importantísimos medios de comunicación franceses-; instrumentalización del etnicismo -lo de Ruanda fue el peor crimen francés del S. XX-; fomento de guerras civiles con el abastecimiento de armas para ambos bandos -y debilitar así un país rico en materias primas, como por ejemplo Angola-.; etc.

Costa de Marfil

Costa de Marfil salió suficientemente en las noticias de este otoño como para que no se entendiera nada de lo que ocurre allí. Si hubiera salido menos, se ignoraría completamente el conflicto, pero habiendo salido un poco el problema es todavía más grave: no se entiende. Y si no se entiende se perpetúa la idea de la "imposible solución", la propagada crisis africana -el afropesimismo- y la eterna condena "divina" a la que parece estar condenado todo un continente, millones de personas.

Las catástrofes "humanitarias", son problemas políticos que poco solucionaremos si lavamos nuestras conciencias enviando dinero a las ONG de turno... Antes de ir a lo fácil -que paradójicamente todo lo complica- debemos escuchar. Más que alimentos África necesita ser tratada de igual a igual, ser escuchada y respetada. Debemos ser conscientes de que el menosprecio hacia una parte de la humanidad sigue imperando en la mayoría de nuestros actos. Dejemos de lado la hipocresía. Cuando el presidente francés Chirac declaró que "África no está preparada para la democracia", probablemente la mayoría de los políticos europeos estuvieron de acuerdo y, con ellos, sus electores.

Simplificar cualquier acontecimiento político tampoco ayuda a esclarecer los hechos, pero, continuando con el ejemplo de Irak, no porque sepamos que la realidad de esa guerra es enredada en lo que respecta a todos sus implicados, no deja de ser comprensible y condenable.

El ejército francés, que continúa regido por los principios coloniales de anteponer los "intereses de Francia" a los derechos de los "indígenas", tiene desplegados miles de hombres y bases militares por todo el continente, manteniendo, por ejemplo, las dictaduras de Gabón, Chad y Djibouti. En Costa de Marfil, una de sus últimas acciones fue la de disparar contra la masa de manifestantes desarmados que protestaban por la presencia del ejército francés y el apoyo de éste a las tropas de oposición al presidente Gbagbo. El resultado, largamente escondido por la prensa francesa, es el de decenas de muertos y centenares de heridos.

Imaginémonos dos situaciones: que Argentina invadiera militarmente Italia porque cree que Berlusconi es un corrupto. Y otra situación: que Venezuela enviara tropas a España para defender a los venezolanos de las agresiones de una banda de policías con uniforme de skinhead. Esas dos reacciones que consideramos surrealistas y desproporcionadas son el pan de cada día en algunos países africanos, entre ellos Costa de Marfil.

La actualidad de este país, como de cualquier otro, no se entiende sin su historia, especialmente la más reciente. Para resumirla, diremos que tuvo que aguantar, desde su "independencia", una dictadura que luego se convirtió en democratura -al instaurarse el partido único- con el gobierno fascista de Houphouët-Boigny, un "amigo" de Francia y un "modelo" para toda la francofonía. Gracias al reparto entre él y sus amigos franceses de los beneficios de las materias primas de Costa de Marfil (cacao, café, aceite de palma...) y los desvíos del dinero del estado francés para "ayudas al desarrollo" que se repartían entre todos los responsables -llegó a afirmar que cualquier ciudadano razonable también metería sus cuentas en Suiza-, acumuló una de las fortunas más grandes al sur del Sahara. A cambio ayudó también militarmente a Francia en la guerra sucia por la aniquilación de los líderes que les hacían frente, como el asesinato, en 1987, del carismático presidente de Burkina Fasso Thomas Sankara, la gran esperanza africana. Sus tropas, junto a las francesas, las encontraremos en conflictos contra países anglófonos (Nigeria, Liberia, Sierra Leona...).

Cuando Houphouët-Boigny muere en 1993, deja un país devastado, imposible de curar sus heridas en una semana. Pero que muriera no significa que Francia desapareciera de la zona. Todo lo contrario. Hoy en día las principales compañías francesas administran las comunicaciones, los transportes y otros servicios del país. Cuando estos días veíamos a ciudadanos franceses abandonar el territorio por miedo, algunas cifras saltaron a la vista, como por ejemplo que hay más franceses en Abidjan, la capital económica, que marfileños en París. La sensación nos dice lo contrario: es África la que viene, la que "nos invade". Unos son inmigrantes, los otros expatriados...

El sucesor del dictador fue Konan-Bédié, que incrementó todavía más la corrupción y el expolio a manos de los entramados franco-africanos. Pero hizo algo mucho peor, si cabe, que podría convertir ahora a Costa de Marfil en la nueva Ruanda: para eliminar a su principal adversario político, Alassane Ouattara, promovió el concepto racista de ivoirité, que excluía a Ouattara de esta identidad nacional -ya que éste provenía del norte musulmán del país, lo que pone de manifiesto lo peligroso, frágil y arbitrario de las fronteras trazadas por la colonización-.

Poco después, a mediados de los 90, Francia empezó un periodo de cohabitación en el gobierno (con un presidente de derechas, Chirac, y el primer ministro de izquierdas, Jospin). Aunque en la historia oculta e ilegal de la política francesa en África, conocida como la Françafrique, tanto izquierda como derecha han estado implicadísimos -por ejemplo el genocidio de Ruanda empezó con Mitterrand- no será hasta el 2002, cuando la derecha se impone, que el gobierno francés se convertirá en la mafia cerrada e ilegal que es ahora. Vale la pena hacer esta aclaración porque, como vemos, si las elecciones americanas afectan a todo el plantea, las elecciones en Francia también sobrepasan criminalmente y de manera muy directa las fronteras del hexágono.

Desde el fin de los noventa, la política francesa en Costa de Marfil es más compleja, pretendiendo ser los bomberos de un fuego que ellos mismos empezaron. Mientras se extiende la idea de etnia y la exclusión de una parte del territorio, el nuevo presidente Gbagbo (que llegó al poder en el 2000 tras las elecciones después del golpe de estado) no es de la simpatía de la trama françafricana de Chirac, que decide apoyar a los " rebeldes " del norte y del oeste.

Gbagbo no es ningún héroe, todo lo contrario, pero el problema principal es que Francia no puede continuar haciendo y deshaciendo en la zona. Cuando empezaron los conflictos del 2002 entre las dos partes, Francia consiguió un acuerdo entre los dos bandos: los acuerdos de Marcussis (avalados por la ONU que envió fuerzas internacionales pero con las tropas francesas, en aumento tras la "operación Licorne", conservando un estatuto aparte). Otra vez el bombero que fue pirómano... Estos acuerdos permitieron evitar una masacre, pero partieron el país en dos e hicieron que la tregua fuese mucho menos sólida de lo que pretendía Francia: en lugar de aprovechar la situación para pacificar y resolver -junto a las fuerzas internacionales de la ONU- lo que era una guerra civil en pausa, continuó con sus trapicheos de siempre como si nada hubiera pasado, inclinándose a veces por Gbagbo, a veces por los rebeldes. Pero esto nunca funciona y acaba por explotar...

Con un nuevo año que empieza, las situaciones que generan estas prácticas ilegales no traerán más que sangre. Es inevitable. Desde las voces más optimistas de la militancia africana se espera, y de momento hay indicios de que es así, que los africanos cada vez denuncien más estas actitudes y tomen conciencia, y fuercen a que los últimos hechos de Costa de Marfil sean el inicio de un cambio en la historia neocolonial. Por parte de los franceses, ya hay asociaciones -como Survie- que se están movilizando desde hace años denunciando estas actividades secretas. Para empezar se le exige al gobierno francés, sin más excusas ni demoras, la retirada de las tropas de Costa de Marfil y la apertura de una comisión en el parlamento sobre las recientes actuaciones en Abidjan contra los civiles. África ya no puede más.

JOZÉ BAPE 29 04 2005

Carta abierta a la Unión Europea y Suiza

CARTA ABIERTA A LA UNIÓN EUROPEA Y SUIZA:




Si bien estas acusaciones fueron realizadas en Febrero del 2003, demos un vistazo a la actualidad y conozcamos las graves imputaciones que se reprochan actualmente a Suiza [abril de 2008]

Suiza, acusada de apoyar al terrorismo

Fue un mal momento para hacer negocios con Irán. En substancia, ese es el mensaje que la campaña de prensa lanzada por la 'Anti-Defamation League' (ADL) envía a Suiza, afirma su director, Abraham H. Foxman.

La organización judía estadounidense acusa a Suiza de financiar el terrorismo mundial. Fustiga en particular la conclusión de un acuerdo de suministro de gas firmado a mediados de marzo pasado en presencia de la ministra de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, en Teherán.

Entrevistado por swissinfo, Abraham Foxman explica el sentido de la campaña de prensa lanzada por la ADL (Liga Anti-Difamación) el martes (08.04) en diarios suizos e internacionales.

El mal momento

Lo que plantea problemas es, sobre todo, el momento elegido por Suiza para la operación. La firma se produjo en un contexto en el que Europa y Estados Unidos intentan ejercer presión sobre Irán para que abandone su programa nuclear, explica Abraham Foxman.
La Unión Europea, apoyada explícitamente por Washington, ofreció a Teherán incrementar su ayuda económica a cambio de que ese país abandone su programa nuclear; en caso contrario, Irán puede ser sancionado económicamente.

Una oferta que los iraníes persisten en rechazar. Ahora bien, "la actitud de Suiza no hace más que estimularlos a mantenerse en su posición y les da tiempo para continuar su programa de armamento atómico", denuncia Abraham Foxman.
El estadounidense enfatiza que Irán acaba de anunciar la instalación de cerca de 6000 centrifugadoras de enriquecimiento de uranio en su fábrica de Natanz.

Pero, ¿por qué apuntar contra Suiza cuando otros Estados mantienen relaciones económicas mucho más estrechas con Irán? El director de la ADL menciona tres razones que hacen de la transacción suiza un caso diferente y más problemático.
"El monto, que se eleva a 20 mil millones de euros; el momento elegido, exactamente después de la adopción en el Consejo de Seguridad de la ONU de una tercera resolución de sanciones, y el aspecto político."

Una decisión irresponsable

Si la campaña se dirige especialmente contra Micheline Calmy-Rey es porque la ministra suiza aceptó deliberadamente la invitación de Teherán, porque participó en una rueda de prensa y se atrevió a hablar de un "éxito diplomático y económico", justifica Abraham Foxman.
"Su decisión de ir a Irán era irresponsable. Debió advertir que era manipulada por los iraníes con el objetivo de ofrecer un mentís a su pretendido aislamiento internacional."
"Ella representa la política exterior de Suiza, y nuestras críticas apuntan claramente a esa política, aunque estén dirigidas a la ministra Calmy-Rey."

Asunto vergonzoso

Interpelado sobre el hecho de que esta campaña recuerda aquella sobre los fondos de los desheredados, Abraham Foxman se satisface con observaciones evasivas: "El Gobierno suizo deberá asumir la responsabilidad de sus actos."

La declaración de Micheline Calmy-Rey que justificaba la firma del contrato con el argumento de la seguridad energética del país es, en su opinión, ridícula. La empresa suiza signataria, EGL, habría reconocido que la mayor parte del gas se destinará a Italia.
Lo más vergonzoso para Suiza, según Foxman, es que Irán se servirá probablemente del dinero del contrato para desarrollar sus armas atómicas, abastecer de misiles al Hezbollá y financiar a sus grupos terroristas basados en Europa.

La FSCI informada

El director de la ADL respeta la posición de la Federación Suiza de Comunidades Israelíes (FSCI) que, por boca de su presidente, Alfred Donath, se distanció públicamente este miércoles (09.04) de la campaña de prensa. Precisa también que la FSCI había sido informada de antemano del lanzamiento de la campaña.

Sin embargo, considera que el asunto no se limita a una controversia entre Suiza y los judíos o Israel sino que transmite un mensaje al mundo entero.
"Este no es el momento de romper el consenso que une a los países responsables con respecto a las presiones que deben ejercerse sobre Irán para que abandone su programa nuclear."

Un error político

Abraham Foxman acusa a Irán de principal benefactor del terrorismo y de líder ideológico del islamismo radical, y dice que, como tal, ese país no está dispuesto a reconocer la neutralidad de nadie.
"Suiza es una democracia occidental. En eso, no debería pretender arruinar los esfuerzos de las otras democracias para impedir a Irán adquirir el arma nuclear", concluye.


swissinfo.
Rita Emch, Nueva York
Traducción, Marcela Águila Rubín

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"La Gran Europa Pacifista"

La planificación secreta de la "pacifista" Europa para explotar a Irak.

Para defender los intereses comerciales, los siguientes países no tienen el mas mínimo escrúpulo de mantener a Saddam en el poder, masacrando, matando y humillando a su pueblo.

Intereses Económicos Guían a los Franceses, Alemanes, y Rusos Hacia Bagdad En un informe que apareció en el sitio web de Al Jazeera, el economista egipcio Khalil Al -'Anani discutió la sobre-fijación económica de Francia, Alemania, y Rusia en su oposición a la guerra en Irak, analizando las posiciones de cada uno de los países.

Lo siguiente es un resumen del informe:[1] La Economía Francesa La oposición de Francia a la guerra en Irak, en lugar de estar basada en consideraciones políticas, sus lazos históricos con el mundo árabe, o un esfuerzo por desafiar el papel de América como superpotencia, esta motivado por puros intereses económicos.
A pesar de los esfuerzos de Francia por representar su posición en contra de la guerra como política, es difícil de no imaginar los beneficios económicos a Francia si la guerra no habría ocurrido. Las consecuencias de la guerra en la débil economía francesa serán principalmente palpables en los sectores comerciales y de crudo.

-Pérdidas de Crudo:

Hace diez años, la compañía de crudo francesa Total/Fina/Elf firmó un acuerdo con Irak para compartir la producción de crudo en los campos petroleros de "Majnoon" y "bin Omar" a la terminación de las sanciones sobre Irak. El campo petrolero de Majnoon esta localizado cerca de la frontera iraní y se estima que contiene 30 billones de barriles de crudo.

Este campo solo podría reunir las necesidades de consumo francés durante 30 años. El campo petrolero de Omar puede contener 6 billones de barriles que podrían producir 440,000 barriles por día (b/d), subiendo plausiblemente rápido a 500,000 b/d. Las inversiones en ambos campos fueron estimadas en $3.4 billones y el costo de producción será de $2 por barril (la cual será uno de los más baratos en el mundo, quizás sólo segundo a Arabia Saudita.)

-Pérdidas Comerciales:

Las exportaciones francesas a Irak han aumentado grandemente en recientes años. Ellas estaban estimadas en $330 millones en el 2000, doblados en el 2001, y se fueron por encima de $1 billón en el 2002. En la más reciente feria internacional celebrada en Bagdad a finales del 2002, 150 compañías francesas tomaron parte.

La Guerra en Irak podría significar:

• Una clavada en los precios del crudo en un momento de recesión económica en la economía mundial.
• Que el régimen post-Saddam no pueda honrar los acuerdos de su predecesor con Francia, particularmente aquellos que se relacionan a la exploración y producción.

Francia también está preocupada que, después de una guerra en Irak, no será nada mejor que después de la Guerra del Golfo en 1991 que trajo sólo unos pocos contratos a Francia.

La Economía Alemana.

La economía alemana está atravesando tiempos difíciles con un crecimiento del PIB en el 2002 de 0.2% y desempleo de 11.3% qué se traduce en 4.06 millones de obreros desempleados. La reducción en impuestos recolectados, se acopló con los beneficios del creciente desempleo, podría llevar eldéficitalemán por sobre el 3% tope establecido por la Unión Europea que invitaría medidas de castigo.
La guerra en Irak podría resultar en dos inmediatas consecuencias negativas para la economía alemana: primero, un declive en exportaciones alemanas que son el principal motor para el crecimiento económico alemán; y segundo, los altos precios del crudo podrían intensificar la recesión económica alemana.

La Economía Rusa

No diferente al caso de Francia, es difícil de pasar por alto la magnitud y profundidad de las relaciones económicas entre Rusia e Irak la cual se extiende por encima de 40 años. Aquí, de nuevo, las consideraciones económicas llevan a la posición rusa vis-à-vis a la guerra sobre Irak..

Pérdidas de Crudo

Rusia produce 7.3 millones de b/d la cual es el 9.7% de la producción mundial, pero exporta sólo una mitad de su producción. Sus reservas se estiman en 48.6 billones de b/d, o 4.6% de las reservas mundiales (las cantidades de reserva de crudo son consideradas un secreto estatal en Rusia y nunca han sido confirmadas.)El costo de producción es de $12 por barril comparado con menos de $2 por el petróleo iraquí. No es sorprendente que Rusia sólo codicie el crudo iraquí. Hay actualmente 300 compañías rusas que manejan la exportación de crudo iraquí bajo programa "Petróleo por Comida".

Rusia ha firmado tantos como 900 contratos de crudo con Irak desde 1996. La compañía rusa de petróleo Lukoil (14% del cual es propietaria el gobierno Ruso) firmó un acuerdo con Irak para la exploración en el campo petrolero occidental Qurna que puede contener tanto como 100 billones de barriles de petróleo y puede ser capaz de producir 450,000-500,000 b/d. Irak también ha firmado un acuerdo de $3.4 billones con Stroitransgaz para desarrollar los campos de gas en el desierto occidental.

Sin embargo, a diferencia de Francia y Alemania, Rusia está preocupada que el aumento rápido en la producción de crudo por Irak pudiera bajar los precios del crudo en el mercado internacional, la cual tendría un impacto serio en los ingresos gubernamentales la cual se apoyan fuertemente en el crudo. Pérdidas Comerciales.

• La guerra en Irak tendrá efectos considerables en los intereses comerciales rusos:
• La pérdida de negocios con uno de los socios principales comerciales de Rusia en el Medio Oriente, particularmente en los áreas de crudo e industrias petroquímicas.
• La pérdida de $8 billones de deuda Iraquí a la antigua Unión Soviética la cual un nuevo régimen no podría reconocer.
• La pérdida de contratos multi-billonarios en dólares con proveedores militares y comerciales a Irak. Cuando el sectarismo que nos invade desde que tenemos un "Mason" como Presidente Ferroviaro y sin talante, solo se dedica a impulsar la separación entre "yo bueno y los demas malos".
¿Qué me dices de los planes de la Europa Social democrática, permitiendo que nos colonice Asia y África? ¿Esto te parece honrado? ¿Tienes algún comentario al respecto?

El "mal francés"

SE COMPRENDE QUE los demás países europeos no deseen seguir al francés en su política carente de realismo y contraproducente Gracias a la penicilina, el mal francés ya no es lo que era y se ha transformado en algo cultural e inmaterial, pero no menos pernicioso.

El mal francés del siglo XXI es la manía de creerse diferentes -la excepción francesa- fruto de los tres narcisismos que identifica André Glucksmann en un clarividente artículo a propósito del rechazo francés a la Constitución europea.
El inefable Chirac -que ya es amigo de Bush- fue a la televisión para apoyar el sí y logró que la intención del no subiera hasta el 56%.

Los grandes partidos de derecha e izquierda -dice Glucksmann-, así como todos los medios de comunicación, hicieron campaña infatigable a favor del sí. ¿Cómo es posible que tenga efectos tan claramente contraproducentes? Ni los expertos, ni los editorialistas, ni las grandes estrellas, ni los escritores millonarios (¿quién será?), consiguieron detener el no.
"Semejante paradoja debe tener su clave en el narcisismo francés, compartido de forma casi unánime por los que están a favor y los que están en contra de la Constitución europea", dice.

Narcisismo intelectual, político y chovinista.Dado que Francia inspiró y dirigió culturalmente Europa en el siglo XVIII y parte del XIX, asumen que ahora sigue en el mismo nivel de hegemonía, cuando en realidad Francia se va pareciendo cada vez más -no a Mónaco, como escribe Glucksmann-, sino a Catalunya, en mayor, eso sí, pero con esa preocupación por la lengua y el imperialismo cultural yanqui.

Tahar Ben Jelloun escribió en La Vanguardia:

"Los franceses se comportan a veces como el niño consentido que lo quiere todo y monta en cólera exigiendo que se cumplan sus caprichos. No se dan cuenta de la suerte que tienen de vivir en una Europa en paz, democrática, rica y en plena evolución.

Francia es una sociedad que ha envejecido: cambiar, adaptarse e incorporar reformas que la globalización torna inevitables le cuesta trabajo". Cuando critico a Francia pongo por delante todo tipo de elogios a su cultura; creo que ése es el quid de la cuestión: nos gusta tanto la cultura francesa, la elegancia, savoir faire,su cocina, sus poetas, sobre todo los vinos, que les perdonaríamos casi todo a los franceses si no llegaran a extremos como el centralismo jacobino, el creer que París es el centro no sólo de Europa, sino del mundo, o bien olvidar que los norteamericanos dejaron más de cien mil muertos para liberarlos del invasor alemán que ellos no supieron detener.

Lo peor del caso es que luego parece que todos estuvieron en la resistencia. Esta ligereza para falsear la historia y la realidad a su conveniencia creo que está en la raíz del mal francés.Su engreimiento político viene de una elite formada en la Escuela Nacional de Administración (ENA), institución muy práctica y funcional para tener buenos burócratas, pero pésima porque los convierte en una tribu movida por un excesivo esprit de corps.

La Francia de Chirac cree que debe regir los destinos de Europa juntamente con Alemania, incluso Rusia, pero siempre contra Estados Unidos. Se comprende que los demás países europeos, sobre todo los que han sufrido las ocupaciones alemana y rusa, no deseen seguir al francés en esta política carente de realismo y contraproducente para Europa.

LA ALIANZA QUE PROMOVIÓ AZNAR CON INGLATERRA, ITALIA Y POLONIA ERA MÁS BENEFICIOSA PARA LA UE QUE LA POLÍTICA ANTIYANQUI DEL VIEJO GAULLISMO FRANCÉS SECUNDADO A REGAÑADIENTES POR LOS ALEMANES.

Ahora los franceses, en vez de apoyar la Constitución que ellos redactaron con la pluma de Giscard d´Estaing, se hacen el harakiri con el no en el referéndum inoportuna e innecesariamente -como de costumbre- convocado por Chirac. ¿Por qué deciden votar no? En ese no lo mezclan todo: el chovinismo contra los inmigrantes -sin los cuales, por cierto, el país ya no funcionaría-, el recelo contra la entrada de los países del Este en la UE, el rechazo al primer ministro Raffarin y a su valedor Chirac, las peleas entre Fabius y Jospin en la izquierda y las disputas entre Chirac y Sarkozy en la derecha.

Francia se ahoga en su caldo de narcisismo, chovinismo y jacobinismo creyéndose una excepción cultural cuando no es más que una vieja potencia europea que ha perdido su rango, como Austria, Inglaterra o España, pero que, a diferencia de éstas, no está educada para aceptar ese descenso y por lo mismo no halla su papel razonable en el nuevo equilibrio multicultural globalizado.

En un anónimo Panfleto contra los franceses que publicó Turmer en los años ochenta, el autor, hoy día conocido, afirmaba que el gran problema de Europa es que Francia está en medio. Según él, esa presencia presenta tal viscosidad que impide a los demás países comunicarse entre sí con comodidad. Luego los acusa de parásitos de la creatividad de italianos, españoles e ingleses.

Yo añadiría a la lista los denostados yanquis, sin los cuales Francia en el siglo XX no puede entenderse ni política ni culturalmente. Por fortuna, el mal francés de uno u otro tipo se está convirtiendo en una anécdota de la historia, por la penicilina y la globalización. Sólo falta que los franceses dejen de mirarse el ombligo, viajen y escuchen a voces no chovinistas como Glucksmann. Cuando se pongan en su sitio, volverán a ser el gran país que siempre fueron, un lujo para Europa y para el mundo.

Por Luis Racionero