Autor: Gabriel Ben-Tasgal
Periodista, publicista y educador. B.A. en Ciencias Politicas y Relacionas Internacionales y M.A. en Ciencias Politicas por la Universidad Hebrea de Jerusalen. Estudio publicidad en Tel Aviv y realizo su Master en Publicidad y Relaciones Publicas en la Universidad Autonoma de Barcelona. Autor del libro¨"Israel Siglo XXI: Una Democracia en Medio Oriente". En la actualidad es productor-redactor de noticias televisivas y docente en el Majon de Madrijim de la Agencia Judia en Jerusalen.
Para poder ordenar el flujo de información, intentaré presentar a los grupos y personajes que están interactuando en el Medio Oriente.
Ante todo el Hamás: en castellano “efervescencia”, grupo terrorista fundado en abril de 1988 por el líder ideológico Ahmed Yassin y que pretende establecer un estado regido por la ley islámica estricta, la “Shaarya”, en todo lo que ellos conocen como Palestina, es decir, incluyendo Israel.
Israel es para ellos un virus dentro del Islam y su destrucción –por la vía armada– es un paso imprescindible. En la actualidad, el Hamás ha formado el gobierno de la Autoridad Palestina. Su primer ministro, Ismail Haanye, tiene parte de la autoridad de lo que sucede en la Autoridad Nacional Palestina, aunque otras funciones son detentadas por el presidente palestino, Majmud Abbas, conocido como Abu Mazen.
Otra figura importante del Hamás es su líder político Khaled Mashal, que tiene sus exigencias políticas, maneja el flujo del dinero que financia las actividades terroristas, y está viviendo bajo el amparo del gobierno de Siria.
La forma de actuar tradicional de Hamás es hacer atentados terroristas suicidas y disparar morteros de muy corto alcance llamados Kassam y que tenían un radio de acción de 9 km. Los Kassam caían sobre la ciudad israelí de Sderot y sobre algunos kibutzim pegados a la Franja de Gaza.
El segundo personaje importante en esta trama es el movimiento terrorista Hizballah: fundado en 1982, se ubica en el sur del Líbano bajo el amparo y la inacción del gobierno de Beirut que, durante mucho tiempo, estuvo totalmente digitado desde Damasco.
Hizballah (Partido de Dios en castellano), es un grupo de shiíta financiado, entrenado y capacitado por Irán mientras reciben todo tipo de apoyo por parte de Siria.
Su actual líder es el jeque Hassan Nassrallah. La forma de actuar tradicional de Hizballah es la de secuestrar ciudadanos extranjeros, utilizar coches bombas y –con respecto a Israel– lanzar pequeños misiles conocidos como Katiushas (de original fabricación rusa, se lanza desde un camión y es fácil de desplazar). La Katiusha es disparada desde el sur del Líbano y alcanza un radio de entre 20 a 70 km de distancia.
En líneas generales, los Katiushas iban dirigidas hacia la ciudad norteña de Kiriat Shmona y a otra ciudad pegada al Mar Mediterráneo, Naharía.
Lo que podemos ver como una “escalada” en la capacidad militar de Hizballah es que en el primer día del ataque israelí, han lanzado dos misiles sobre la zona norte de la ciudad de Haifa (no se produjeron daños) y otros misiles sobre la ciudad de Tzfat (un israelí muerto) y por último, otra Katiusha cayó sobre la ciudad de Naharía, matando a Mónica Saidman, una mujer israelí de origen argentino.
En total, en las últimas horas hemos visto unos 100 Katiushas que han caído sobre el norte de Israel.
Entre Gaza y el Sur del Líbano
La actual crisis tiene dos frentes de acción de Tzahal, el ejército israelí: un frente en el sur israelí, en la Franja de Gaza, y otro bien separado, al norte de Israel, en el Líbano, lejos de la otra.
Como se explica al final de esta nota, las zonas de conflicto están bien alejadas del centro: o bien al suroeste, o bien al norte. Ante la menor señal de un eventual peligro para los grupos de la Sojnut y otros entes, sencillamente no se los lleva allí.
La pregunta lógica es ¿Por qué es que ocurre todo esto ahora? Para responder a ese interrogante, tenemos que hacer referencia una sucesión de hechos y desarrollos que han ocurrido en la semana previa al ataque israelí.
Ante todo, el Hamás tiene total control de lo que sucede en al Franja de Gaza.
Desde esa Franja de Gaza partió un ataque del Hamás, ataque que culminó con dos soldados israelíes muertos y el secuestro del soldado israelí Guilad Shalit.
El secuestro de Shalit creó una movilización general –y disgusto de la población– ya que este tipo de ataques provoca un trauma entre los ciudadanos israelíes. Tras el atentado y secuestro de Shalit, el Hamás anunció que pretendía la liberación de terroristas encerrados en las cárceles israelíes y –en momentos en que escribimos estas líneas– la pregunta es si prospera una mediación egipcia para liberar algunas personas mayores o bien, si se liberan, pero sólo un tiempo después de haber sido liberado el soldado para no transmitir debilidad ante el Hamás.
El presidente palestino Abu Mazen intenta presionar al Hamás para que libere al soldado, ya que la respuesta israelí afecta a todo el pueblo palestino. Al fin y al cabo –supuestamente– él es la primera autoridad entre los palestinos. El primer ministro del Hamás Ismail Haanye intenta llegar a un acuerdo y se muestra un poco más moderado que el líder político que está en Siria, Khaled Mashal. Mashal exige una compensación a la liberación de Shalit, lo que beneficiaría al Hamás ante la opinión pública palestina.
Fuera del secuestro de Shalit, el Hamás comenzó a disparar morteros de mejor calidad que alcanzaron la ciudad de Ashkelón y –dicen especialistas israelíes– si el Hamás logra en algún momento hacerse con misiles tipo “Grad”, podrían llegar al sur de Ashdod.
Ambas situaciones, la captura de Shalit y el disparo de los Kassam provocaron al masiva entrada del ejército de Israel en la Franja de Gaza. Las acciones militares en Gaza tienen como objetivo dar respuesta a dichas problemáticas.
El secuestro de soldados israelíes en bases militares –como forma de lograr réditos militares y propagandísticos– contra Israel no es algo nuevo. Basta recordar en 1994, cuando el Hamás secuestró al soldado Najshón Waksman, asesinato que provocó la expulsión de 400 líderes del Hamás por el ex primer ministro Itzjak Rabin.
Hace algunos días, y apenas dos semanas después del secuestro de Guilad Shalit, ocurrió otro hecho grave. Hizballah atacó una patrulla de soldados en la frontera entre Israel y el Líbano.
El incidente dejó como saldo ocho soldados israelíes muertos (que estaban de miluim -período de reserva anual-, tres de ellos en el ataque a la patrulla, y cinco más por una mina que explotó bajo un tanque durante la incursión israelí).
Lo más importante: el Hizballah logró secuestrar a otros dos soldados. El jeque Hassán Nassrallah, líder del Hizballah, exigió también él la liberación de terroristas en cárceles israelíes.
La situación en el sur del Líbano es problemática por lo siguiente: Hizballah actúa en suelo libánes y el gobierno central de Beirut hace poco y nada por impedir los ataques contra Israel. Por otro lado, Siria apoya abiertamente a Hizballah y permite que líderes terroristas actúen desde su suelo.
Lo que estamos viendo en nuestro norte son dos tipos de acciones:
a) Israel ataca bases del Hizballah en el sur del Líbano – entre las que podemos ver la televisión del grupo terrorista Al Manar, etc.
b) Israel ataca intereses libaneses y de Siria para provocar –como lo hizo en el pasado– que ambos gobiernos comiencen a hacer algo para frenar a Hizballah.
Tenemos que tener en cuenta que el ahuyentar a los terroristas de Hizballah hacia el interior –norte– del Líbano y atacar intereses de Siria y Líbano ya ha sido una estrategia utilizada por Israel.
Así fue, por ejemplo, en el año 1996, cuando el entonces primer ministro Shimón Peres ordenó la operación “Uvas de la Ira” sobre suelo líbanes. En las últimas horas, Israel atacó las bases de gasolina en el aeropuerto de Beirut y algunas carreteras importantes como la que une Beirut con Damasco. Dichas acciones han sido fuertemente criticadas por Rusia y por otros países de Europa que califican de desproporcionadas las respuestas de Israel.
¿Qué podremos observar a partir de ahora?
Una fuerte actividad del Tzahal en el Líbano hasta que cese el disparo de Katiusha sobre suelo israelí. A más disparos de misiles, más acciones militares israelíes.
Hay que tener en cuenta que la estrategia de Israel siempre ha sido sacar el conflicto bélico fuera de sus fronteras ya que tenemos poca profundidad territorial. Siendo así, podemos entender la razón del accionar de Israel hacia fuera.
Una evidente guerra propagándistica desde el mundo árabe y sus aliados para decir que Israel está realizando calamidades en todo frente militar. Mi humilde consejo es mantenerse informado en la página de internet de El Reloj.
Ahora tratemos de analizar posibles desarrollos:
Israel ataca el Líbano, Hizballah se modera y disminuye hasta cesar el disparo de Katiushas. El tema de los soldados prisioneros es algo aparte que puede desarrollarse de diversas maneras.
Que los países afectados entren en una guerra abierta con Israel.
Lo que estoy diciendo en otras palabras es que Siria y el Líbano comiencen a atacar a Israel. En opinión de varios especialistas israelíes las probabilidades de algo así son realmente mínimas. Una cosa es que estos países –por su debilidad– dejen actuar a grupos terroristas desde su territorio, y otra bien distinta es que salgan a pelear frontalmente con un ejército mil veces más poderoso para proteger a Hizballah.
Que los terroristas del Hamás que activan desde Cisjordania – no desde la Franja de Gaza – accedan a la tecnología y fabricación de morteros Kassam y comiencen a disparar desde lo largo de la Línea Divisoria con Israel.
Aunque dicha intención fue expresada por líderes terroristas –y se trata de algo grave para Israel– aún parece temprano para avisorar algo así.
Que el presidente de Irán, Ajmadinaiyad, por defender a Siria y al Hizballah, se meta en un conflicto bélico llevando a la región a una guerra de misiles o parecido. Los analistas que he leído en las últimas horas afirman que se trata de algo muy –pero muy– remoto.
Ahora bien, algunas aclaraciones importantes relacionadas con vuestros hijos:
a) Los movimientos juveniles y la Agencia Judía trabajan con la Central de Seguridad Nacional y por lo tanto, puede que se modifiquen paseos y actividades para adecuarse a las necesidades del momento.
b) Tras trabajar diez años en los planes de Shnat –y si me permiten mi humilde opinión– los movimientos juveniles y la Agencia Judía comprenden la angustia que puede vivir cualquier padre que ve lo que llega desde Medio Oriente y es por eso que escribimos esta carta y por lo que abrimos las puertas para todo tipo de consulta que se desprenda de las anteriores palabras.
Un abrazo a todos y que el pueblo de Israel y nuestros hijos sepan únicamente de días felices.
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