EL ARQUEOFUTURISMO - Prólogo (Guillaume Faye)

El mundo moderno es semejante a un tren cargado de municiones que arremete en la niebla, en una noche sin luna ,con todas las luces apagadas.
Robert Ardrey

El Sol volverá, y será de piedra
Maurice Rollet


EL ARQUEOFUTURISMO (Guillaume Faye)

PRÓLOGO

Después de una trayectoria atípica –desde el mundo del show-business, el mundo del enemigo, hasta la prensa popular- Guillaume Faye, uno de los teóricos principales de la Nueva Derecha, inactivo desde 1986, vuelve al combate de las ideas, con nuevas municiones ideológicas, nuevos conceptos, que algunos juzgarán revolucionarios o subversivos.
En estos momentos de cambios profundos, Guillaume Faye preconiza un pensamiento “duro”. Su objetivo es reforzar el acervo ideológico de los sectores políticamente incorrectos que luchan contra el pensamiento único y el Nuevo Orden Mundial, tanto en Francia como en Europa, con unos parámetros para la reflexión inimaginables e impensables hasta la fecha.

Fiel a su reputación sulfúrica, sin preocupaciones por los tabúes, Guillaume Faye propone una reflexión radical y provocadora, una visión escandalosa para los ideólogos bien-pensantes de la modernidad. Una visión nietzscheana, “del martillo”, una visión a la medida del “siglo de hierro y fuego” que se está preparando.

El siglo XXI empezó en 1989, tras la caída del Muro de Berlín, la historia se ha acelerado. Frente al peligro mortal y polimorfo -las “líneas de catástrofe”- que amenaza nuestro Continente a corto plazo (inmigración de conquista en el suelo europeo, caos del Sur, crisis económica y financiera global del capitalismo transnacional, catástrofe ecológica, etc.), Faye ofrece a nuestra familia de pensamiento, y sobre todo a la juventud, las armas intelectuales de la rebelión, de la liberación y del renacimiento...

Militante europeo desde siempre, intelectual creativo, Guillaume Faye es un visionario, un arquitecto de las ideas. Un Trabajador intelectual, tal como lo definió Ernest Jünger. Su análisis implacable del fracaso global de la modernidad y las soluciones arqueofuturistas que preconiza, se concluyen –en una novela corta- mediante una visión de «Gran Política », a la manera nietzscheana, una visión para después de la Gran Catástrofe mundial, argumentada mediante el hilo conductor del «constructivismo vitalista », una Nueva Edad de Oro y de Voluntad creativa para el Imperio Eurosiberiano, el más grande de la Historia...

Desde Lisboa hasta Behring, desde las tierras heladas del Ártico hasta las islas del Sol victorioso, los pueblos-hermanos de Europa tienen que unirse frente al Gran Fracaso, para que el espíritu plurimilenario de nuestra comunidad de sangre pueda renacer en todo su esplendor... El mito imperial... El mito del Siglo XXI...

Por Pedro Pons

INTRODUCCIÓN

El hilo conductor de esta obra lo constituyen tres tesis que se enlazan de manera lógica.
La primera: esta civilización, hija de la modernidad y del igualitarismo, está viviendo su apogeo final, está amenazada a corto plazo por un cataclismo planetario, a causa de una convergencia de catástrofes.

Antiguamente, muchas otras civilizaciones cayeron, pero siempre fueron desastres regionales que no afectaron a toda la humanidad. Hoy, por primera vez en la Historia, una civilización mundial, extensión planetaria de la civilización occidental, está amenazada por unas líneas convergentes de catástrofes que se deducen de la aplicación de sus propios proyectos ideológicos.
Una serie de encadenamientos dramáticos convergen hacia un punto fatídico, que sitúo en el inicio del siglo XXI, entre el 2010 y el 2020, para precipitar el mundo tal y como lo conocemos en el caos, con la amplitud de un seísmo civilizacional. Las “líneas de catástrofes” conciernen a los temas de la ecología, la demografía, la economía, la religión, la epidemiología y la geopolítica.

La civilización actual no puede durar eternamente. Sus fundamentos son contrarios a la realidad. No se enfrenta a unas contradicciones ideológicas –que siempre son superables- sino, por primera vez, a un muro físico.La antigua creencia en los milagros del igualitarismo y de la filosofía del progreso, que afirmaba que era posible obtener siempre más, ha muerto.Esta ideología angelical ha creado un mundo cada día menos viable.

Segunda tesis: en dominios cada vez más diversos, las mentalidades y las ideologías ya no se encuentran adaptadas al mundo moderno, individualista e igualitario.
Para afrontar el futuro, se deberá recurrir a una mentalidad arcaica, es decir, premoderna, inigualitaria y no-humanista, que restaurará los valores ancestrales de las “sociedades de orden”.

Ahora bien, los descubrimientos de la tecnociencia, particularmente en temas de biología e informática, no pueden administrarse por medio de valores y de mentalidades humanistas modernas; hoy los acontecimientos geopolíticos y sociales están dominados por cuestiones religiosas, étnicas, alimenticias y epidémicas esto implica una vuelta a los interrogantes primordiales.

Propongo, pues, una nueva noción, el Arqueofuturismo, que permite romper con la obsoleta filosofía del progreso y con los dogmas igualitarios, humanistas e individualistas de la modernidad, inadaptados para pensar el futuro, y permitirnos sobrevivir en el siglo del hierro y del fuego por venir.

Tercera tesis central: a partir de ahora tenemos que proyectar e imaginar el mundo para después del caos, el mundo de después de la catástrofe, un mundo arqueofuturista, con criterios radicalmente diferentes de los de la modernidad igualitaria. Aquí bosquejo un simple esbozo. Es inútil reformar las cosas con sabiduría y con discernimiento provisional; el hombre es incapaz de hacerlo. Cuando se está entre la espada y la pared, en situaciones de emergencia, el hombre puede reaccionar. Lo que estoy proponiendo en estas páginas es un tipo de práctica mental para el mundo de después del caos.

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La palabra “Revolución Conservadora”, utilizada a menudo para definir mi corriente de pensamiento, es insuficiente. Este vocablo, “conservador”, tiene una connotación desmovilizante, antidinámica, un tanto rancia, pues no tenemos que “conservar” el presente ni volver a un pasado reciente que ha fracasado, sino reapropriarnos de las raíces más arcaicas, es decir, de las más conformes a la idea de victoria. Un ejemplo, entre otros, de esta lógica inclusiva: pensar juntos la tecnociencia y el arcaísmo. Reconciliar a Evola con Marinetti; al Doctor Fausto con El Trabajador.

La disputa entre “tradicionalistas” y “modernistas” es ya estéril. No tenemos porqué ser ni lo uno ni lo otro, sino arqueofuturistas. Las tradiciones deben ser expurgadas, enjuagadas, seleccionadas. Pues muchas de ellas son pordadoras de unos virus que ahora están explotando. En cuanto a la modernidad, ni tiene ningún futuro.

El mundo futuro, tal y como lo presintieron Nietzsche y el gran filósofo Raymond Ruyer, injustamente –o justamente ignorado, será conforme a esta conjunción de contrarios.

En este libro propongo también una definición positiva sobre el concepto impreciso y siempre bastante neutro de “posmodernidad”, con una nueva palabra para denominar a una ideología que debemos de edificar, el constructivismo vitalista.

“Convergencia de catástrofes”, “arqueofuturismo”, “constructivismo vitalista”: siempre he intentado crear nuevos conceptos, pues sólo mediante la innovación ideológica se pueden evitar las doctrinas fijadas y obsoletas en un mundo que está cambiando rápidamente y donde los peligros se concretan; porque un pensamiento equipado con armas permanentemente renovadas puede ganar la “guerra de los conceptos”, imponer la realidad y movilizar los espíritus.

No propongo dogmas, sino pistas; mi intención no es imponer mis propias tesis (que provienen de la doxa socrática, de la “opinión” discutible), sino crear un debate en torno a unas cuestiones cruciales, para así destruir el ambiente actual de insignificancia, obcecación y pobreza ideológica, voluntariamente creado por el sistema para distraer la atención y así disimular su fracaso general.

En una sociedad que declara subversiva toda verdadera idea, que busca desalentar la imaginación ideológica, que quiere abolir el pensamiento en beneficio del espectáculo, el objetivo principal debe ser el despertar de las conciencias, plantear los problemas traumatizantes, crear electrochoques ideológicos, ideochoques.

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No era mi intención el escribir un ensayo tradicional, dividido en capítulos, pesado, he intentado bosquejar un cuadro mediante enfoques de intensidades desiguales, para así facilitar la lectura. He intentado también abordar los sujetos conexos, como lo es, por ejemplo, la colonización de Europa por los pueblos afroasiáticos, púdicamente bautizada como “inmigración”.Al final del libro, podréis leer una pequeña novela de política-ficción, en un mundo arqueofuturista, después del caos, en el año 2073, en el corazón de la Federación Eurosiberiana.

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En estos momentos de cambios profundos, debemos romper con el “pensamiento débil”. Algunos, consideran muchas de mis palabras ideológicamente delincuentes en relación a la ideología hegemónica y al coro pseudovirginal de los bienpensantes. Efectivamente, se trata de palabras ideológicamente delincuentes.

¿Por qué, desde hace trece años, no he escrito ningún texto ideológico? ¿Por qué, ahora, un retorno al combate de las ideas?
En primer lugar, porque después de un largo tiempo situado dentro del dispositivo del “enemigo”, he compredido muchas cosas y he podido renovar y reajustar mis puntos de vista. Cuando al final nos oponemos de forma radical a un modelo de sociedad dada, nuestro deber es el conocerlo a fondo, desde dentro. Siempre es interesante estar dentro del corazón del dispositivo militar del adversario, estar en el mundo sin ser del mundo. Técnica de la cobra.

Y además, porque la dureza de lo que está en juego y la agravación de los signos que anuncian –en mi opinión-, las catástrofes, me han impuesto volver al combate y revisar algunas ideas que han sido mías durante el tiempo de mi compromiso con la llamada Nueva Derecha, para escoger vías más conformes en la situación de emergencia (el Ernstfall de Carl Schmitt) que estamos viviendo.
Es cierto que las nuevas pistas que os propongo son más radicales que las defendidas hace trece años. “Radical” no es sinónimo de “extremista”, sino de “fundamental”.

La suerte histórica de nuestra corriente de pensamiento es:
1) Los hechos nos dan la razón.
2) El sistema global, construido por el adversario ideológico, se enfrenta al muro de lo real y conduce al abismo, en la escala europea y en la planetaria.
3) La ideología hegemónica no tiene nada que proponer, carece de soluciones, pues las soluciones implicarían su autonegación. Su única respuesta: simulacros y simulaciones, hacer olvidar, desviar la atención: la estrategia del “espectáculo” descrita por Guy Debord, una estrategia del vacío.

Estamos frente a un vacío ideológico de valores gastados y embotados, ante una impotencia los sentidos. Y los intelectuales oficiales no tienen Viagra mental para estimularlos. Es una oportunidad coyuntural que tenemos que aprovechar.

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Tenemos que reapropriarnos de nuevo de la idea de Revolución, noción descarriada y traicionada por las imposturas de la izquierda desde hace dos siglos. Antiguamente, el diario Combat [Diario nacido durante la Segunda Guerra Mundial en los sectores socialistas de la «resistencia » francesa] enarbolaba este bello eslogan: “De la Resistencia a la Revolución”. Efectivamente, no es suficiente resistir a las destrucciones que ya han empezado y que van a amplificarse con una potencia difícilmente imaginable, sino proyectar el “después del sistema” conforme a una visión del mundo [ Guillaume Faye usa la palabra francesa «conception-du-monde », traducción tradicional de la palabra alemana y nietzscheana «Weltanschauung »] (y más allá, según las ideologías y las doctrinas que se derivarán de ella) realmente revolucionaria, es decir, en ruptura radical con los valores y las morales actuales; para acostumbrar a los espíritus al mundo futuro, para preparar unas minorías activas a vivir esta ruptura y a adoptar sin problemas de conciencia una ética arqueofuturista.

Lo que nuestra corriente de pensamiento –en un sentido amplio, y que debe de unificarse a escala europea sin pensar en las pequeñas peleas de capilla- tiene que asimilar deriva del monopolio del pensamiento alternativo, el monopolio del pensamiento rebelde. Aprovechemos la crisis global actual para formular proposiciones que provoquen el despertar de las conciencias jóvenes.

No tenemos que ser mitificar el pasado, ser restauradores o reaccionarios, porque el pasado de los últimos siglos ha creado la sífilis que nos corroe. Tenemos que ser de nuevo arcaicos y ancestrales e imaginar un futuro que no sea la prolongación del presente. Frente al pasadismo, el arcaísmo. La modernidad fracasa, se derrumba. Sus partidarios son los verdaderos reaccionarios.

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Nos encontramos frente a los Bárbaros. El enemigo ya no está fuera, sino dentro de la Ciudad; y la ideología hegemónica, paralizada, es incapaz de identificarlo. Balbucea, inundada de su propio desarme moral. Va a zozobrar y tenemos que coger el relevo. Esta sociedad es cómplice del mal que la corroe. Porque si las ideas de nuestra corriente de pensamiento llegan a ser eficientes y alternativas, serán acusadas por el coro de las falsas vírgenes con estos dos anatemas diabólicos: subversión y sedición. ¿Por qué no?

Es natural. No tenemos porqué huir del combate ni quejarnos de las censuras y de las persecuciones, ni extrañarnos de que la ideología hegemónica infrinja sus propios principios para combatir a su enemigo absoluto.

Frente al sistema, y más precisamente frente a la izquierda intelectual -su principal perro de guardia-, nuestra corriente de pensamiento y nuestras fuerzas políticas se encuentran en la misma situación que los izquierdistas y los anarquistas en Mayo del 68.
Con notables diferencias: primero, los izquierdistas y los “ácratas” de la época dirigieron un combate obrerista, pasadista, simbólico, sin riesgos reales; segundo, los izquierdistas y el poder de derechas fueron partícipes en el fondo de la misma ideología igualitaria, únicamente contrapuesta por grados de formulación y de intensidad diferentes.
En cuanto a la extrema izquierda actual, representa, escondida detrás de una pseudocontestación, el papel de aceleradora de la ideología y de la praxis oficiales. Pero en verdad no contesta al modelo global de civilización o de economía dominantes.

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En cambio, entre nuestras fuerzas y el sistema, volvemos a una configuración que fue la de los años treinta: no es posible ningún punto de acuerdo (salvo por parte de muchos traidores potenciales de la derecha parlamentaria politicastra), sino una fuerte estrategia de guerra. Desde el momento en que vamos a adoptar una posición revolucionaria –es decir, que nuestro objetivo es la destrucción total de esta civilización- asistiremos a un combate total, sin piedad. El enemigo tenderá, por pura lógica, a eliminarnos definitivamente con todos sus medios.

Según el famoso verso de Hölderlin “estamos en la medianoche del mundo”. Y cuando el Sol despunte, el futuro tendrá que pertenecernos. Giorgio Locchi decía lo mismo: estamos viviendo en un Interregnum, entre la caída del sistema y la erección de un nuevo universo que será metamórfico.

Es urgente construir una visión del mundo mínimamente común a nuestra corriente de pensamiento, a la escala europea, que debe transcender las riñas secundarias sobre doctrinas o sensibilidades. La noción de arqueofuturismo puede, sin duda, ayudarnos. “El hombre del futuro será el que tendrá la memoria más larga”, profetizaba Nietzsche.

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Evidentemente, soy fiel a la noción global de “nacionalismo”, pero una noción extendida a una dimensión continental, europea y no solamente francesa, heredada de la dudosa filosofía de la Revolución Francesa.
Ser nacionalista hoy es dar de nuevo a esta noción su primera significación etimológica: “defender a los nativos de un mismo pueblo”. Es una ruptura con la noción tradicional, heredera de la filosofía igualitaria del Aufklärung[ La palabra alemana «Aufklärung » se traduce en francés por «Lumières », o en castellano por «Las Luces ». Evidentemente, hablamos del pensamiento del Siglo XVIII, el de Rousseau, Voltaire, Diderot o Kant. ], de la nación y de la ciudadanía.

Ser nacionalista hoy es abrirse a la dimensión de un “pueblo europeo” que existe, que se encuentra amenazado y que no tiene aún las armas para defenderse. Se puede ser “patriota”, partidario de la patria subcontinental, pero sin olvidar que, orgánicamente, ella es una parte del pueblo común cuyo territorio natural e histórico -y cuya fortaleza- se extiende desde Brest hasta el estrecho de Behring.

Es verdad que la Europa actual, este “Truco”[La palabra francesa «Machin », hace referencia a una declaración famosa del General De Gaulle sobre el tema de la ONU, para ridiculizar su inacción.], tiene que ser combatida en su forma. Pero esta tendencia, historial, de los pueblos europeos a agruparse frente a la adversidad, tiene que ser defendida desde la base.
Mis proposiciones, en este libro, en favor de los Estados Unidos de Europa o de la Federación Eurosiberiana, chocarán a más de uno. Pero que la gente me entienda: no soy un partidario ni de la Europa molusca del Tratado de Amsterdam, ni un enemigo de Francia o de cualquier otra nación de Europa.
Una vez más propongo pistas, coloco bombas para crear un debate, indico unas “líneas de valor”, pero en ningún caso me sitúo en una doctrina cerrada.La juventud europea, la verdadera, exige nuevas ideas, a la medida de los peligros actuales, no ensueños videomorfos o llantos humanitaristas.
La “generación Mitterrand”[Generación nacida después de la victoria socialista de 1981. Es el símbolo de una generación sin valores] ha muerto, engullida por el ridículo y paralizada por el fracaso. Ahora debe levantarse la generación disidente. Se debe de imaginar lo inimaginable.

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Si no quiere desaparecer, nuestro pueblo, el de Toulouse, de Rennes, de Praga, de Munich, de Anverso o de Moscú, tendrá que volver a poseer su virilidad ancestral. De otra forma, seremos –lo que ya es el caso- inundados por otros pueblos más vivaces, más jóvenes y menos angelicales, con la complicidad de una burguesía degenerada que también será arrastrada por el maremoto que ingenuamente habrá provocado.

Atrevernos a pensar lo impensable. Atrevernos a proseguir y explorar las pistas abiertas por un visionario, un tal Friedrich Nietzsche. De la Resistencia a la Revolución, de la Revolución al Renacimiento.

Guillaume Faye

Genocidio de los armenios

¿QUIENES SON LOS ARMENIOS?

HISTORIA ARMENIA

La historia de Armenia se remonta al III milenio a.C.. Relaciones culturales, económicas, y políticas con los imperios y estados circundantes (sumerios, acadios, babilonios, asirios, hititas, etc.), hallaron su primer momento culminante con la formación del Reino de Urartú o Reino de Ararat, que entre los siglos IX y VI a.C. disputó a Asiria el predominio político en el Asia Anterior.

En este período se desarrolló el proceso de formación étnico del pueblo armenio, que culminaría en los albores de la era cristiana.

Después de la caída del reino de Urartú, se produjo el surgimiento de Armenia como formación política, tras un breve lapso independiente, bajo la dominación persa (550-331).

Con posterioridad a la conquista del imperio persa por Alejandro Magno, el país pasó a ser un reino independiente. El imperio selyúcida, uno de los herederos de Alejandro, sometió brevemente a Armenia (210-190). Derrotados los selyúcidas por el naciente poderío de Roma, Armenia volvió a independizarse bajo la dinastía de los Artashesian (Artaxiadas).

Cien años después, Tigrán el Grande, nieto del fundador de la dinastía transformó a Armenia en un imperio, que se extendió desde el Cáucaso hasta Palestina y desde el norte de Irán hasta Capadocia. El proyecto político de Tigrán - integrar a Armenia y Siria en un solo Estado, que pudiera hacer frente a la amenaza conjunta de Roma y Partia- fue abortado por los romanos, que lo derrotaron y obligaron a devolver sus conquistas. Sin embargo, Armenia perduró como reino independiente.

CRISTIANISMO

En el año 301, bajo el reinado de Dertad III, el cristianismo fue declarado religión de Estado gracias a la labor de San Gregorio El Iluminador. De esta forma, Armenia fue el primer Estado en aceptar el cristianismo como religión oficial.

La conversión al cristianismo fue un acontecimiento trascendental. Convertidos en hermanos de religión de los emperadores romanos y bizantinos, acrecentaron sus esfuerzos por desligarse de los soberanos de Persia, lo cual trajo aparejada la ira de dicho imperio.

Estos hechos desataron las guerras por la independencia religiosa. En el año 451, se produjo la primer guerra de fe en defensa del cristianismo donde 60.000 armenios lucharon ferozmente contra el ejército persa, conformado por 200.000 soldados fuertemente armados con caballos y elefantes. El ejército armenio luchó heroicamente contra los persas, pero finalmente fue vencido.

Aunque Persia mantuvo la soberanía en los territorios armenios, el pueblo armenio conservó su religión.

Esta guerra es un episodio de heroísmo sin par, conocido en la historia armenia como la guerra de Vartanantz, por el nombre del general armenio Vartán Mamigonian, que la comandó.

En 406, Mesrob Mashdotz creó el alfabeto armenio para la traducción de la Santa Biblia y los libros sagrados. Esto dio comienzo al desarrollo de una literatura en idioma armenio, que junto a la difusión del Cristianismo afianzo la identidad nacional. El alfabeto contenía treinta y seis caracteres a las cuales, en épocas mas recientes, se les sumaron otras dos.

En 387 Armenia había sido dividida entre persas y bizantinos. A partir de 428, Armenia fue centro de interminables guerras entre griegos y persas, y luego entre griegos y árabes. Estos implantaron su dominación entre 640 y 885.

El país recuperó la independencia entre 885 y 1045. En 1045 cayó el último reino independiente de la Armenia histórica. Los armenios emigraron a Cilicia, en la costa del mar Mediterráneo, crearon un nuevo Estado y constituyeron allí uno de los reinos más importantes de la época en el ámbito político, comercial e intelectual, que perduró durante casi tres siglos (1080-1375) y fue un factor importante en las Cruzadas.

A partir del siglo XV, Armenia queda dividida entre Turquía y Persia. En el año 1828, los rusos liberan gran parte de Armenia del dominio persa, incluyendo la actual capital Erevan. Hasta la Primera Guerra Mundial, Armenia estuvo dividida entre Turquía y Rusia.

PREGENOCIDIO

En 1826, el rey de Persia quiso conquistar Armenia y Georgia. El zar de Rusia confió a los generales armenios la organización de la resistencia a cambio de una Armenia independiente en caso de victoria.

Gracias a la ayuda de los armenios, los persas fueron vencidos, pero el zar, en lugar de una Armenia independiente, creó la pequeña provincia autónoma de Erevan.

Un año más tarde, el ejército ruso junto a los voluntarios armenios venció al ejercito otomano.

En 1878, los rusos avanzaron triunfalmente hasta los alrededores de Constantinopla y firmaron un tratado en San Stéfano, cuyo artículo 16 obligaba al gobierno otomano a considerar a sus súbditos armenios en igualdad de condiciones. Esto fue repetido en el Congreso de Berlín, en el artículo 61. Pero el gobierno otomano no mantuvo sus promesas y continuó oprimiendo al pueblo armenio. Viendo que la justicia no se realizaba con promesas, los armenios decidieron asegurarla ellos mismos, y los jóvenes se organizaron en partidos políticos mayoritariamente revolucionarios.

Entre 1894 y 1896, el sultán Abdul Hamid ordenó una serie de matanzas con la intención de suprimir supuestas tentativas de oposición de los armenios encabezados por los movimientos revolucionarios.

Ante la indiferencia de las grandes potencias mundiales, el salvajismo turco unido a los kurdos, asesinó a 300.000 armenios en Armenia occidental y Cilicia.

La juventud turca reaccionó contra las aberrantes masacres del sultán, formando un movimiento liberal llamado "Jóvenes Turcos" cuya finalidad era suprimir el poder autocrático del sultán, creando un nuevo orden basado en la igualdad, la libertad y la fraternidad. Para ello crearon el Comité "Unión y Progreso" al cual se aliaron los revolucionarios armenios, ya que estos les habían prometido toda la ayuda para la creación de un estado autónomo armenio dentro del régimen turco.

Pero este comité pronto degeneró en una dictadura y comenzaron nuevamente las matanzas, el fin era el Panturquismo, según el cual, todas las minorías del imperio otomano debían turquizarse, el verdadero programa de los turcos era "Turquía para los turcos".

En 1909, el gobierno turco llevó a cabo el primer experimento de exterminio masivo de armenios en Adaná, Cilicia. El experimento tuvo resultados alentadores, 30.000 armenios fueron exterminados y sus ciudades y aldeas completamente destruidas. El hecho demostraba que se podría llevar a cabo, sin mayores inconvenientes, el exterminio total del pueblo armenio.

El genocidio fue aplazado al estallar las guerras balcánicas en 1911. Como consecuencia de ésta, Turquía pierde territorio europeo lo cual genera su avidez por recuperar terreno hacia el este.

Durante la primera guerra mundial (1914-1919) Turquía aliada a Alemania contra Rusia, realimentaba la idea de reconstruir el gran Imperio Otomano.

El proceso de destrucción del pueblo armenio
Primera Guerra Mundial

"Estamos en guerra: jamás se nos presentara mejor oportunidad. Las intervenciones y las protestas de las grandes potencias serán olvidadas e intrascendentes ante el hecho consumado... si esta liquidación no llega a ser general y definitiva, desde el punto de vista práctico sólo nos ocasionará trastornos. Es necesario que la nación armenia sea desarraigada, que no quede en nuestro territorio un solo armenio. Esta vez el aniquilamiento de los armenios será total."

El gobierno movilizó no solamente a los armenios sometidos al servicio militar obligatorio, sino que también incorporó a los que habiendo pasado la edad legal de instrucción militar, por ley habían sido exonerados del servicio mediante una tasa.

No quedando ya soldados armenios en los frentes, se dedicó al resto del personal militar a construir caminos y trincheras, y después a conducirlos a diversos lugares y asesinarlos.

Los gobernadores locales, mientras tanto, hicieron estimaciones acerca de la cantidad de fusiles que tendrían los armenios en sus respectivas jurisdicciones. Sobre esa estimación, exigieron a la población armenia que entregara a las autoridades esa cantidad de armas.

Cuando no fue entregada, el gobierno tomó como rehenes a los notables que quedaban en la ciudad, los encarceló, los torturó y después tomó represalias contra la población; sabiendo que las matanzas de 1894 y 1896 y las de Adaná de 1909 fueron precedidas por medidas similares, los armenios no querían entregar las armas; pero la amenaza de un baño de sangre minó las resistencias populares y los convenció de no ofrecer al gobierno un pretexto para exponerlos a ese peligro.
Se acordó, en general, entregar las armas bajo la garantía del gobierno de que no aprovecharía su indefensión. Los gobiernos locales formularon esa promesa y recibieron las armas.
Inmediatamente los gobernadores las hicieron fotografiar siguiendo instrucciones del gobierno central y enviaron las fotografías a Constantinopla como prueba que los armenios estaban preparando una insurrección masiva.

De nada valió que los armenios hubieran colaborado con los Jóvenes Turcos a su advenimiento al poder; de nada valió la lealtad de los soldados armenios del ejército turco en todos los frentes de batalla, incluso contra sus hermanos de sangre que luchaban en el Cáucaso en las filas del ejército ruso. Para los turcos, la raza armenia constituía un elemento antisocial, de valor negativo y solo se la podría contrarrestar eliminándola.

Bajo el pretexto de una supuesta rebelión armenia, el ministro del Interior, Talaat Pashá, arrestó a 600 intelectuales, comerciantes, profesionales y dirigentes, el 24 de abril de 1915 con el objeto de deportarlos y enviarlos a los desiertos de Siria y Mesopotamia.

La orden del gobierno central de Turquía fue la deportación total de los armenios, sin excepciones. Paulatinamente, primero los intelectuales y dirigentes, después los oficiales del ejército, más tarde los que restaban, la nación armenia quedó privada de su elemento masculino, sólo sobrevivían ancianos y niños de corta edad.

Inmediatamente las fuerzas de seguridad invadieron las casas y desalojaron brutalmente a sus moradores.

De esta manera, las caravanas de deportados se integraban sólo de mujeres, niños y ancianos. Puestos en marcha, comenzó el calvario y la miseria, escoltados por la gendarmería turca. Al llegar a cada ciudad, los grupos fueron expuestos en la plaza pública, frente al edificio de la gobernación, para que los turcos del lugar seleccionaran a las mujeres, jovencitas y niños que les gustaran, autorizándose su rapto. Después de este ultraje, el remanente de la caravana de los esclavizados debía continuar su camino. Al llegar la noche, los gendarmes se entregaban a toda clase de vejámenes a costa de los niños y niñas armenios, cometidos ante los ojos de sus aterradas madres y sin posibilidad de defensa alguna, pues la resistencia equivalía a la muerte.

Entre estas mujeres las había en diversos grados de embarazo; la mayoría murió al sufrir hemorragias en el parto, que ocurrió en el camino, a la intemperie y sin ayuda de nadie; con ellas murieron sus hijos recién nacidos.

El ocultamiento debía ser ante los extranjeros; pero los armenios debían ver morir a sus compatriotas en demostraciones públicas de la intención de matar y que la muerte no fuera de tal naturaleza que los sobrevivientes se sintieran excluidos o a salvo. Por el contrario, la tortura debía ser pública y si fuera posible, hecha ante los familiares de la víctima por vía de mutilaciones en vida, o enterrados vivos o seccionándoles órganos sexuales; las decapitaciones debían ser masivas y las víctimas debían formar fila esperando su turno; si la cantidad fuera muy grande, debía apilarse a las víctimas de a dos, a modo de poder darles muerte de un solo hachazo.

La marcha fue, además, un tormento para los ojos, obligadas a ver la serie interminable de cadáveres abandonados a la intemperie, de aquellos que les precedieron y que sucumbieron por el cansancio; eran irreconocibles por su corrupción natural y por haber sido carcomidos por animales de carroña. Las caravanas se mezclaban con otras caravanas, el espectáculo era dantesco; miles de esqueletos y cadáveres en putrefacción, árboles cubiertos de cuerpos colgados por el cuello o por los pies, montículos formados por esqueletos amontonados. Ancianas armenias fueron arrojadas vivas en fosas previamente abiertas, por más que los turcos echaban tierra encima, esta se agrietaba y la acumulación formaba una especie de colina movediza a causa de los movimientos desesperantes de ahogo y asfixia de las víctimas aún con vida.

No limitándose a condenar a una muerte lenta a los desdichados exiliados, las autoridades centrales turcas ordenaron, en varios lugares, matanzas en gran escala. En julio de 1916, todos los exiliados dispersos a lo largo del Eufrates, fueron enviados a Deir-el-Zor, para ser allí exterminados por millares.

Extracto de: OHANIAN, Pascual "Turquía, Estado genocida
1915-1923ó
Tomo 1 - Documentos, Akian, 1986.

La totalidad de la población armenia en el Imperio Otomano se estimaba en más de 2.000.000 de habitantes. De esa cantidad, 1.800.000 fueron asesinados o deportados.

Genocidio: Proveniente del griego "genos" (raza) y del sufijo latino "cidio" (matar).

Este término surge durante la Segunda Guerra Mundial, definido como "la aniquilación coordinada y planeada de un grupo nacional, religioso o racial, por una variedad de acciones llevadas a cabo y apuntando a los fundamentos esenciales que hacen a la supervivencia del grupo como grupo.

"Definición de las Naciones Unidas: " Contraria a la moral y al espíritu de las Naciones Unidas, son una pérdida para la humanidad en la forma de contribuciones culturales, por lo tanto el castigo le concierne a la Humanidad. La Asamblea General considera al genocidio como un crimen bajo la ley internacional, que el mundo civilizado por lo tanto condena; los culpables, y sus cómplices - individuos privados, hombres del Estado- que han cometido crímenes en terreno político, religioso, racial o cualquier otro, son merecedores de castigo."

Prerrequisitos

1) Desigualdad de poderes: No existe genocidio entre estados poderosos. El genocidio tiene como víctima a un pueblo pequeño, una comunidad minoritaria, desarmada.

2) El poder económico: Las riquezas, el crecimiento y el desarrollo de los pueblos incitan la voracidad y la codicia del Estado totalitario, que atraviesa situaciones socioeconómicas críticas y difíciles.

3) El poder bélico: La desproporción del poder bélico, junto a las alianzas políticas de los perpetradores con los estados poderosos, juegan un rol muy importante frente a la desprotección de las minorías.

4) Factor sociedad: Los gobiernos totalitarios logran la movilización de los elementos que despiertan en la sociedad del Estado las fuerzas capaces de desatar la violencia, el odio y la furia homicida, que justifique las matanzas de los potenciales enemigos.

El nacionalismo exacerbado en una sociedad que no admite la diferencia, las vejaciones, persecuciones, la segregación son precondiciones que van minando las resistencias y la autoestima del grupo sindicado como víctima, en quienes se instala un sentimiento de resignada impotencia y fatalismo.

CONCLUSIÓN

El genocidio de los armenios no fue consecuencia de una guerra turco-armenia; fue un genocidio organizado metódicamente y ejecutado eficazmente, decidido al más alto nivel gubernamental. Fue una medida de gobierno dispuesta desde Constantinopla y llevada a cabo con la colaboración plena del ejército, la policía y, sino toda, gran parte de la población civil.

Se esgrimió el fanatismo religioso (siendo su aliada, Alemania, de religión protestante) para encubrir las razones geopolíticas y económicas. La matanza de los extranjeros ocupa un lugar importante en la historia de Turquía: entre 1820 y 1890 los turcos masacraron a 93.000 personas, entre armenios, griegos y búlgaros; en 1816, miles de sirios cristianos. Entre 1894 y 1896 mataron 300.000 armenios en Armenia occidental y Cilicia; en 1909, 30.000 armenios en Adana, no sólo cristianos, también árabes, sirios, libaneses y kurdos fueron víctimas de su furia asesina.

El Estado turco, a través de su gobierno, soluciono ferozmente la Cuestión Armenia. Aniquilando y deportando a los armenios consideró que quedaba superado el obstáculo que impedía la cristalización del sueño panturánico.

De las matanzas cometidas en la Primera Guerra Mundial en distintos puntos de la tierra, ninguna puede ser comparada con esta tragedia. Tanto por la cantidad de víctimas en proporción a la población mundial de armenios, como por habérseles usurpado el territorio nacional propio, como por los medios utilizados, el genocidio de los armenios es, en la historia de las masacres, el más monstruoso.

La solución alcanzada por el Estado turco es, empero, transitoria. Los gobiernos turcos tienen una alternativa: sentarse a la mesa de negociaciones y tratar de perder lo menos posible o negarse al diálogo. En este último caso, el pueblo armenio -a través de 5.000 años de vida- tiene experiencia en esperar su hora conveniente y oportuna. El Estado turco pretendió que Armenia no viviera, y fracasó. Armenia vive y crece.

ARMENIA SOVIÉTICA

La revolución rusa de 1917 trajo aparejado un gran desorden político en el imperio, lo cual fue aprovechado por los armenios para declarar su independencia el 28 de mayo de 1918.

En los dos años siguientes, la República de Armenia comenzó a sentar la base de un Estado nacional. El resurgimiento del nacionalismo turco provocó una guerra entre Turquía y Armenia, en la que esta última fue derrotada (1920). En diciembre de ese año, tras nuevas pérdidas territoriales, Armenia fue sovietizada.

A fines de 1980, el malestar popular puso de manifiesto el deseo por la independencia de Armenia.

A partir de 1988, los armenios reclaman la anexión de Karabagh. La región de Nagorno Karabagh, territorio que pertenece histórica y legítimamente a Armenia, fue entregada a Azerbaiján por Stalin en la época soviética como región autónoma. Dicha región, con una población mayoritariamente armenia (80%), fue víctima hasta el año 1988 de brutales persecuciones por parte del gobierno azerí, junto a la indiferencia del Kremlin.

Las reformas aplicadas por el último primer secretario del partido comunista de la URSS Mijail Gorbachov, que proponían la reconstrucción del sistema económico y la libre expresión social, impulsaron al pueblo de Karabagh a pedir pacíficamente la anexión a Armenia. El gobierno azerí reaccionó con matanzas, mutilando, violando y quemando a cientos de armenios residentes en Azerbaiján. Ante la continuidad de la indiferencia rusa, el pueblo de Karabagh se levantó en armas para defender sus territorios y sus derechos de las hostilidades azeríes. En 1989 el Soviet Supremo de Armenia, lo declaró parte integrante de Armenia, lo que generó la guerra por la autonomía de la región de Nagorno Karabagh.

El 21 de septiembre de 1991 los ciudadanos armenios votaron a favor de la independencia de Armenia y el 23 del mismo mes se declaró a Armenia Estado soberano e independiente. Levón Ter-Petrosian fue elegido presidente de la nueva república que en 1992 entró en las Naciones Unidas.

Desde los años posteriores a la independencia, Armenia ha sufrido un bloqueo económico por parte de Azerbaijan por la disputada región de Nagorno Karabagh. Pese a esto, ha seguido su camino hacia el crecimiento económico.

En septiembre de 1996, se celebraron elecciones presidenciales en Armenia, en las que nuevamente se impuso Levón Ter-Petrosian.

En febrero de 1998, Ter-Petrosian renunció a su cargo debido a presiones políticas internas. Se celebraron elecciones presidenciales extraordinarias en marzo de 1998, en las que triunfó Robert Kocharian.

IGLESIA ARMENIA

Los apóstoles San Tadeo y San Bartolomé, predicaron el cristianismo en Armenia, constituyéndose de este modo en los primeros difusores de la fe cristiana en Armenia, fundando así la Iglesia Armenia. Por su origen, entonces, se denomina oficialmente Apostólica.

La obra de evangelización fue completada por San Gregorio "El Iluminador", quien a través de hechos milagrosos, indujo a la conversión del rey Dertad III en 301, año en el que por primera vez un Estado adopta el cristianismo como religión oficial.

La Iglesia Apostólica Armenia es parte de la Santa Iglesia Universal, transformándose con el correr de los siglos en Iglesia Nacional, ya que siempre estuvo en el centro de la vida de su pueblo, siendo su guía y su voz.

La Iglesia Armenia comparte la doctrina aprobada por los tres primeros concilios ecuménicos: Nicea, Constantinopla y Efeso. En 451, por encontrarse en guerra contra los persas mazdeístas en defensa de la fe cristiana, los armenios no pudieron asistir al concilio de Calcedonia.

Cuando se informaron de las decisiones tomadas en este concilio, no las aceptaron. La Iglesia Armenia se mantuvo firme en su adhesión a la cristología de Cirilo de Alejandría que había proclamado "una sola naturaleza del verbo encarnado". Así se consumó la escisión de la Iglesia Griega, afianzando la Armenia su independencia administrativa.

La Iglesia Armenia elaboró sus principios teológicos, sus ritos y sus tradiciones.La administración de la Iglesia es esencialmente nacional y democrática.

¿Porqué Jacques Chirac tiene miedo de Jesbulá?

El presidente francés, Jacques Chirac, mostró este lunes su enfado por la difusión en la televisión gala de parte de la conversación informal que mantuvo ayer con el jefe del Gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, sobre Líbano.

Los dos dirigentes hablaban de forma informal al margen de la cumbre ASEM (UE y trece países asiáticos) cuando las cámaras que tomaban imágenes captaron parte de las palabras de Chirac, quien reconoció estar "un poco inquieto" por una eventual degradación de la situación en Líbano en los próximos meses. “NO HABRÁ PROBLEMAS EN TRES O CUATRO MESES, PORQUE AL MENOS JESBULÁ ESTÁ UN POCO DEBILITADA. PERO EN TRES, CUATRO O CINCO MESES PUEDE SER PELIGROSO. ESTOY UN POCO INQUIETO POR EL FUTURO”, añadía el inquilino del Elíseo.

Chirac también decía a Zapatero que "LA EVOLUCIÓN DE LA SITUACIÓN DEPENDERÁ DE LAS NEGOCIACIONES CON IRÁN”, país que es el principal suministrador de armas a la milicia chií.

Jesbulá la organización de masas nazi-islamistas, que recibe entrenamiento militar e ideológico, y apoyo económico y logístico por parte de los clérigos islamistas de Irán. El teocrático Irán está dirigido por fanáticos e iluminados islamistas chiítas que, tal como lo han dicho explícitamente numerosas veces, quieren imponer el Islam a toda la tierra y para eso necesitan en primer lugar afianzar su dominio chiíta en todo el área que abarca Irán, Siria y Líbano e Irak. Jesbulá realiza este cometido en Líbano y el de fustigar a Israel.

Chirac recuerda la experiencia franco-americana de la madrugada 23 de octubre del 1983, en el que Jezbolá atentó contra los cuarteles norteamericano y francés en Líbano, matando a 241 marines USA y 58 paracaidistas galos, explosiones que provocaron la retirada de las fuerzas pacificadoras internacionales del país de los cedros.

Jesbulá está bien pertrechada, organizada, entrenada y militarizada por Irán, Su ideología chiíta, enaltecedora del martirio le hace “invicta e invencible” a los ojos de las masas musulmanas chiítas.Irán utiliza su “peón” del Líbano, Jesbulá, para fustigar el norte de Israel.

Chirac sabe que Irán intentará rearmar de nuevo a Jesbulá, para reiniciar otro conflicto contra Israel. Irán utiliza a Jesbulá como parte de su “juego de distracción”, para que Occidente desvíe la atención, mientras el país de los persas desarrolla la carrera armamentística en busca de poderío nuclear.

Jesbulá-Irán focalizan su combate contra Israel para integrar todos los chiítas del mundo musulmán, Irán, Irak, Líbano, con el apoyo del los gobernantes heterodoxos chiítas alauitas sirios, en un país de mayoría sunnita, y las minorías chiítas en el resto de los países del Islam, bajo el estandarte de los ayatollahs de Irán.

También el conflicto de Jesbulá-Irán contra Israel obedece a los intereses iraníes de aglutinar a todas la masa árabe y/o musulmana –chiítas, sunnitas- con el catalizador del odio contra Israel.

El conflicto Jesbulá-Irán contra Israel le sirve al país de los persas para testar, probar su nuevo armamento, su estrategia bélica para su futuro conflicto con Occidente, y también para comprobar el nivel –bajo- de inter-solidaridad occidental y la solidaridad de Occidente con Israel.

Chirac sabe que Nasralá es un Hitler moderno, que actualmente carece de la capacidad para perpetrar su genocidio. Pero es aliado de Irán, que pronto tendrá la capacidad de matar a los 5 millones de judíos de Israel.

Y Chirac también sabe que Hashemi Rafsanjani, el expresidente de Irán, ha amenazado a Israel con la destrucción nuclear, jactándose de que un ataque mataría hasta 5 millones de judíos.

Rafsanjani estima que incluso si Israel responde lanzando sus propias armas nucleares, Irán apenas perdería probablemente 15 millones de personas, lo que dijo es "un pequeño sacrificio" de entre los mil millones de musulmanes del mundo.

Chirac no ignora que el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, que niega el Holocausto Nazi, pide un Holocausto moderno que "borre del mapa a Israel".

Chirac también sabe que Irán intenta destruir a Israel, como primer acto en el Yihad final -combate contra los no-musulmanes-, para implementar el Islam a nivel mundial.

Chirac es conciente que Israel no ha podido vencer al proiraní Jesbolá, y que Francia tampoco podrá vencerla. Los franceses pueden huir de nuevo a Francia como en octubre de 1983, pero que Israel es vecino de Jesbulá y no pueden huir.

Si Jesbulá “aprieta” con atentados, los españoles y los franceses huirán, esto lo sabe Jesbulá.
Jesbulá-Irán estarán tentados de atentar contra las fuerzas extranjeras (españolas, francesas. etc) para demostrar al mundo árabe/musulmán el poderío de Jesbulá y poder rearmarse de nuevo sin cortapisas.

Irán rearmará a Jesbulá y las tropas francesas, y españolas, tendrán dos opciones, la primera será hacer ver que no ven nada, “hacerse los suecos”, la segunda opción será frenar el suministro de armamento de Irán y el movimiento islamo-nazi de Jesbulá.

Si optan por la primera posibilidad, será “pan para hoy y hambre para mañana”. Los islamistas de Jesbulá-Irán avanzaran en su Yihad con un futuro incierto para Israel y Occidente, puesto que sabrán del pavor y miedo que tienen los occidentales a frenarlos.

El futuro será una conflagración mundial no-clásica, con guerrillas en diferentes áreas, vulnerables para Occidente, y añadiéndose el chantaje del petróleo, los islamistas avanzaran paulatinamente en su Yihad, con grandes pérdidas de vidas humanas para Israel y Occidente.

Si en lugar de esto optan por frenar el suministro de armas de Irán a Jesbulá, costará vidas a las tropas francesas, españolas, etc. pero en muchísimo menor número que la anterior opción, con el consecuente desgaste político que los dirigentes españoles y franceses no estarán dispuestos a soportarlo.

La única manera de frenar a los yihadistas es atacar la raíz del problema, no las ramas. Irán es la raíz y Jesbulá es una rama de dicha raíz.
Los dirigentes islamistas de Irán están dispuestos a un conflicto nuclear mundial, el atacar a Israel es el primer paso al Yihad final, la implementación del Islam en toda la tierra.
La lucha de occidente tiene que ser contra los islamistas de Irán, y en todos los frentes.

Periodistadigital.com

Contra Israel se vive mejor.

El escritor y buen amigo Horacio Vázquez Rial publicó un artículo donde aseguraba que, si en este país hubiera una prensa normal, habríamos titulado “Irán ha atacado Israel”, en referencia a la escalada bélica en la zona. En línea parecida, Hermann Tertsch ha expresado su perplejidad ante la facilidad con que Israel es criminalizado, automáticamente, más allá de los hechos, las razones o los datos.

Personalmente, he hablado en múltiples foros del maniqueísmo con que se tratan las cuestiones arabe-israelíes, hasta el punto de que gente inteligente se convierte, cuando habla de este conflicto, en paradigma del prejuicio, la mentira y la tergirversación. Contra Israel, algunos viven mejor, y son tantos que me ha parecido interesante reflexionar sobre el fenómeno.

Sin embargo, ¿cómo no?, empiezo por lo más importante. La situación actual es terrible (“una auténtica mierda”, dicho en expresión buschiana), és dolorosa para todos y es uno de los caminos malos de los muchos caminos malos que podía emprender Israel.
Pero, y la pregunta no es menor: ¿tenía Israel algún camino bueno para seguir? “La paz es el camino”, dice la bienintencionada cita, pero durante décadas el mundo árabe en conjunto, el palestino en particular, y el integrismo islámico en singular, se han dedicado a bombardearlo, han borrado los trazos y lo han hecho desaparecer.

Desde los famosos tres NO del mundo árabe reunido en Khartum, después de la Guerra de los Seis Días –“No al reconocimiento, NO a las negociaciones y No a la paz con Israel”-, muy pocas cosas han cambiado. Solo Jordania y Egipto han establecido tímidas relaciones con Israel, consiguiendo lo que podríamos llamar una precaria pero sólida paz. Pero el resto de países, económicamente fuertes, militarmente capaces y demográficamente poderosos, han continuado financiando logísticas terroristas, alimentando el resistencialismo victimista y negando toda posibilidad de diálogo.

Irán es, en este contexto, el país más visible, con millones de dólares dedicados, anualmente, a financiar la locura integrista de Hamàs y el armamento de Hezbol.lah. Pero no es el único, e Israel, militarmente poderoso, pero a la vez enormemente frágil y vulnerable, ha sido sometido, durante décadas, a una guerra latente, con terrorismo incluido, en la que participaban alegremente e impunemente diversos países miembros de la ONU.

No importaba cual fuera la actitud de Israel, desde los Acuerdos de Oslo, hasta Camp David, desde los esfuerzos de Rabin a los de Barak, pasando por la desconexión de Gaza de Sharon o la truncada hoja de ruta. Hicieran lo que hicieran, mandaran halcones o palomas, el único objetivo de la inmensa mayoría de los países implicados era hacer desaparecer a Israel. Con dinero, con publicidad, con esfuerzo político y diplomático, con armas, con logística, con propaganda. Décadas y décadas construyendo la guerra. Décadas y décadas desmontando toda opción de paz.

¿Qué otro país habría aguantado? La última escalada es la crónica de una guerra anunciada y largamente preparada. Una guerra que, no lo olvidemos, se ha declarado con un Hamás en el gobierno, que construye un túnel desde Gaza, ataca una base militar en suelo israelí, mata soldados y secuestra a uno de ellos. Y, por el norte, grupos terroristas de Hezbol.lah, también miembros del gobierno libanés, atacan una base militar, matan soldados y secuestran a dos más. Y, ¡alegría, que son dos días!, sobretodo si vivimos en Europa, estamos tomando el sol y somos genéticamente antisemitas, por mucho que hayamos hecho de la corrección política un útil disfraz.

Como decía Tertsch, incluso cuando los hechos son inequívocos y señalan claramente a Israel como país agredido, en nuestro país lo convertimos automáticamente en culpable. Y es que, en la línea de este artículo, muchos son los que contra Israel viven mejor.

EL PRIMERO QUE VIVE MEJOR ES KOFI ANNAN, que cada vez que mueve su colita contra Israel, ve subir su liderazgo entre las decenas de dictaduras que conforman la Asamblea General de la ONU. Además, y no es menor, contra Israel refuerza su más que deteriorado prestigio.

Contra Israel vive mejor la todopoderosa FRANCIA, que así refuerza sus múltiples intereses económicos con los árabes (¿o alguien creyó alguna vez que Francia era una hermanita de la caridad?), y de paso tranquiliza a sus conflictivos banlieues.

Contra Israel, desde los días gloriosos de la gloriosa maldad soviética, ha vivido mejor Rusia, y contra Israel, por supuesto, viven mejor todas las dictaduras del petrodólar, que reforzando el discurso antisemita, crean un chivo expiatorio que distraiga al personal de la miserable vida a la que ha sido condenado.
Por supuesto, el judío malo ayuda a camuflar los problemas internos, la falta de libertad, la locura integrista, la falta de esperanza de las sociedades en las que viven.

Contra Israel vive mejor la tiranía SIRIA, y contra Israel IRÁN encuentra su excusa para mantener el islamofascismo que cultiva.
Pero, sobretodo, quien mejor vive contra Israel es una izquierda caduca, en cuyo ADN encontramos los rastros de un antioccidentalismo patológico.
Una izquierda que ha perdido las utopías que ella misma traicionó y que, en su ingenuidad, cree recuperar parte de la épica perdida con cualquier pañuelito panarabista que se pone al cuello. Vean ustedes ese prodigio de diplomacia internacional que se llama ZAPATERO… Una izquierda, en fin, que no soportaría un cura católico, pero que alucina y se enamora de cualquier mullah islámico que llame a la yihad.
De Marujas Torres, el paraíso de la izquierda está lleno. Lástima que es un paraíso que, para la libertad, resulta un infierno.

Por Pilar Rahola

Hezbollah un peligro para el Líbano y países árabes

Sorpresa: acaba de difundirse una fatwa contra Hezbollah firmada por Abdala Ben Jabrín, importante sheik wahabi de Arabia Saudita.
Asegura que viola la ley coránica quien apoya a esta organización, quien se pliega a ella o reza por ella.
Sigue a un documento asombroso publicado el 12 de julio por otro sheik, el kuwaití Hamid al Alí, que condena las ambiciones imperiales de Irán instrumentadas por Hezbollah desde el Líbano.

Estos pronunciamientos son apenas la parte visible del iceberg que anuda viejos y nuevos conflictos dentro de la familia árabe y musulmana, ocultos hasta ahora por el fragor de la obsesiva lucha contra la existencia de Israel.

Es necesario advertir que no todos los árabes quieren un Estado palestino y que más árabes aún detestan a los palestinos, como lo prueba la inexpugnable valla egipcia que impide la fuga de palestinos hacia el Sinaí o las prohibiciones que impiden a los palestinos, en casi todos los Estados árabes, comprar propiedades o gozar de los mismos derechos que poseen los demás habitantes.
Basta recordar que fueron asesinados por las tropas jordanas, sirias y libanesas cinco o seis veces más palestinos que todos los que cayeron en sus enfrentamientos con Israel desde hace más de medio siglo.

Para entender a Hezbollah conviene tener en cuenta las cuatro corrientes de opinión que prevalecieron en la zona sucesivamente, en tan sólo un siglo. Trataré de ser breve y claro.

Antes de la Primera Guerra Mundial, cinco países que ahora son Siria, el Líbano, Israel, Jordania y los territorios palestinos constituían una provincia pobre y marginal del imperio turco.

El movimiento nacional judío, que había comenzado a desafiar la opresión turca desde fines del siglo XIX para constituir un Hogar Nacional Judío en la antigua tierra de Israel, determinó que tras la Primera Guerra Mundial Gran Bretaña fuera encomendada por la Liga de las Naciones para ejercer su mandato sobre lo que entonces empezaba a llamarse Palestina.
Este nombre resucitaba la denominación romana impuesta por el emperador Adriano, en reemplazo del militante nombre de Judea.

El movimiento nacionalista árabe, que nació en Siria a principios del siglo XX y fue teorizado por personalidades cristianas y pro occidentales, dijo que “Palestina” era un invento de los sionistas, para independizarla de Siria.
En efecto, el nacionalismo árabe de entonces consideraba que toda esa región constituía una gran Siria, opinión que subsiste en ese país. Por eso sus tentaciones para dominar el Líbano e Israel.

Esa primera corriente de opinión fue sustituida por la que desplegó el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser sobre el panarabismo, que además de secular era autoritario y estatizante. Nasser fundó la República Arabe Unida, que ligó por unos años a Egipto con Siria y que debía incorporar rápidamente al resto de los países árabes.
La insensata Guerra de los Seis Días acabó con ese sueño.

Empezó a crecer una tercera tendencia, que incluía a la OLP. Pretendía un perfil nacional diferenciado para cada país. A la OLP, sin embargo, no le bastaba con crear un Estado palestino en Cisjordania y Gaza, que durante 19 años estuvieron bajo la ocupación egipcio-jordana sin que se hiciera nada para establecerlo, sino que pretendía incluir en ese Estado todo Israel, y conquistar Jordania.

Por eso, en 1971, Yasser Arafat, que había formado en Jordania un Estado dentro del Estado, asaltó el gobierno y fue repelido un septiembre llamado desde entonces Septiembre Negro. Las tropas jordanas asesinaron a alrededor de 20.000 palestinos y luego otros cayeron ante las balas sirias cuando intentaron refugiarse en el Norte.

En el Líbano, la OLP formó otro Estado dentro del Estado, hasta que la guerra civil y la intervención de Israel la expulsaron. En esa época nació Hezbollah como una engañosa alternativa pacífica, por su compromiso con la asistencia religiosa y social. No se limitaba a ella, sino a desplegar una acción terrorista sostenida por el Irán teocrático de Khomeini.
Inauguró los crímenes suicidas mediante la matanza de las fuerzas de paz francesas y norteamericanas que habían llegado al Líbano para yugular la atroz guerra civil.
Luego habría ejecutado los dos atentados de Buenos Aires (embajada de Israel y AMIA), con el posible apoyo de la embajada iraní. Este hecho inauguró la elección de objetivos civiles para generar infinito pánico. Al mismo tiempo, inició la interminable serie de ataques contra las poblaciones civiles de Israel. Esta es la cuarta y última corriente de opinión, que oscurece a las otras tres.
La oscurece porque esta tendencia anhela la reconstrucción del gran califato medieval, que uniría a cincuenta naciones musulmanas bajo una sola conducción teocrática. No importa la diferenciación nacional, sino la imposición de la sharia (ley islámica) y una guerra perpetua contra los infieles de cualquier denominación.

Es curioso que Hezbollah, una organización chiita, fanática y dependiente de Irán, cuente con el manifiesto apoyo de Siria, que es una cruel dictadura castrense secular basada en la minoría alawita. Profundas contradicciones separan a ambos regímenes. Sin embargo, los dos tienen en común su desprecio por los sunnitas y por Israel.

Siria invadió el Líbano en 1975 de la mano de la Falange cristiana que combatía a la OLP, porque también detestaba a la OLP, que interfería con sus intereses en el Líbano, y deseaba un Estado independiente en Palestina, espacio que Siria seguía considerando suyo, aunque no lo expresara en forma transparente.

Hezbollah pedalea con un pie en Irán y otro en Siria, merced a tres elementos comunes: odio a Israel, odio a los Estados Unidos y posición ambigua sobre la creación de un Estado palestino en Gaza y Cisjordania (ambigüedad disimulada con las protestas por el sufrimiento palestino, al que no se apresura a ponerle fin, porque siempre los terroristas hacen algo para frustrar la solución negociada).

Llama también la atención que cuando no se quiere tener enfrentamientos con Israel, baste con no atacarlo. Siria, por ejemplo, no ha protagonizado ni un solo cruce de balas con Israel desde la guerra de Iom Kipur. En cambio, hostiliza en forma cínica a ese país por medio de Hezbollah, Hamas y la Jihad Islámica desde el Norte (Líbano) y desde el Sur (Gaza).

Cuando se produjo la retirada israelí de la zona de seguridad que mantenía en el Líbano, en vez de que ese territorio fuera ocupado por el ejército libanés, como ordenaron las Naciones Unidas, lo hizo con celeridad extrema Hezbollah, gracias a la protección que le brindaban las tropas sirias establecidas en el valle de la Bekaa.

Sólo ahora se puede advertir que los servicios de inteligencia israelíes fueron ineficaces para percibir la preparación de la guerra en gran escala que efectuaba Hezbollah durante seis febriles años, con un acopio impresionante de armamento, construcción de bastiones, perforación de túneles enormes y un control absoluto de la zona, además de instalar bases de lanzamiento misilístico en barrios densamente poblados, incluso edificios de departamentos y hasta escuelas, que le sirven de atroz escudo.

Siria fue expulsada por la mayoría de la población libanesa tras el asesinato del premier Harari. Pero si algo deseaba la rencorosa Siria era que después de su retiro estallara el caos. Lo acaba de producir su ahijado Hezbollah, precisamente.

Los ataques de Israel para bloquear sus fuentes de abastecimiento (aeropuertos, carreteras, estaciones de radar y edificios enteros controlados por esta organización) han provocado horribles daños humanos y materiales a un bellísimo país como el Líbano. Un país débil que no pudo aplicar la orden de las Naciones Unidas, porque Hezbollah, gracias a la caudalosa intervención sirio-iraní, se convirtió en una fuerza más poderosa que su ejército nacional.

Se calcula que cerca del 80 por ciento de la población libanesa, incluidos chiitas, perciben que los frutos de Hezbollah son un derrame de la tragedia, un sanguinario cáncer que les nació en los años 80 y que los llevó a esta guerra mediante su fabuloso acopio de armas y sus incesantes ataques a Israel. Sin embargo, los libaneses no pueden extirpar este cáncer por sí solos.

Además, crece una tensión religiosa trasnacional que ojalá no se transforme en conflagración abierta: los chiitas y los sunnitas se asesinan en Irak y en otras regiones en las que compiten por el poder del mundo islámico.

Nunca tantos países árabes y musulmanes se mantuvieron tan inmóviles como en esta lamentable operación de limpieza policial que realiza Israel dentro de un país árabe. Sólo hay discursos: ninguna acción firme. Ellos parecen agradecer el maldito trabajo que no se atreven a realizar ellos mismos.

Hezbollah es un peligro para el Líbano y demás países árabes que no desean ser dominados por Irán ni hundirse en un totalitarismo fundamentalista.

Pero Israel tampoco podrá barrer a Hezbollah por completo, aunque se empeñe durante otras semanas que aumentarán el luto de ambas partes. Sólo conseguirá debilitarlo.
Entonces es probable que el gobierno libanés, con sus fuerzas armadas, apoyadas por tropas extranjeras, tal vez por la OTAN, se encargue de acabar la tarea: decomisar el armamento acumulado en túneles o zonas civiles para que el Líbano pueda reconstruirse y volver a ser uno de los países más hermosos, pacíficos, cultos y progresistas de Medio Oriente.

Por Marcos Aguinis

Israel se defiende, Europa (y España) ataca


Desde la pasada semana estamos asistiendo a una crisis en Oriente Próximo similar a las que se vivieron en los años 80 en Líbano y Palestina. Como entonces, Europa se mueve entre la tibieza y el claro antisemitismo izquierdista.

Parecía que algunos tenían ciertas esperanzas de paz cuando las autoridades israelíes, pese a la opinión en contra de gran parte de la prensa y movimientos israelíes, comenzó a ceder territorios con la salida de la franja de Gaza, el repliegue en el sur del Líbano, el abandono de la península del Sinaí.

Pese a que la victoria de Hamas nos hacía temer que la situación se complicase, muchos analistas vieron en esa victoria una esperanza: el unirse a las instituciones les hará ‘moderarse’ por el bien de su propio pueblo, decían. Nada más lejos de la realidad.

Los continuos problemas de coordinación y criterio entre el gobierno de Hamas y el presidente palestino Mahmoud Abbas (Abu-Mazen) en lo referente a las relaciones con Israel estaba llevando al reciente gobierno palestino a la parálisis. Ante esta situación, la respuesta suele ser de manual en política: ante la descomposición interna, enemigo exterior. ¿Y quién está más cercano que Israel?


Las diferentes provocaciones de Hamas (como el seguir negando el reconocimiento a Israel, atentados frustrados, etc.) no han encontrado respuesta por parte de Israel. Se hacía necesaria una provocación lo suficientemente fuerte para que el ‘león dormido de Daniel’ despertara. Y lo hicieron con el secuestro de Gilad Shalit, un soldado israelí de tan sólo 19 años. Las demandas israelíes para que fuera devuelto no fueron escuchadas e Israel comenzó el bombardeo sobre Gaza.

He aquí el filón que los estados ‘terroristas’ Irán y Siria estaban esperando para comandar la ‘yihad’ contra ‘los sionistas’ (sic). Con apoyo militar de estos dos países, la guerrilla libanesa Hizbullah realiza una incursión en territorio israelí, asesina a tres soldados y secuestra a otros dos más.


Una vez más, la respuesta del gobierno de Olmert es firme, pero sensata, pidiendo la liberación de sus soldados antes de actuar. Nuevamente la negativa de los terroristas lleva a Israel a actuar sobre las posiciones de Hizbullah.

Hasta aquí la historia, pero como de costumbre surge también el antisemitismo patológico de una izquierda enferma de ideas y repleta de eslóganes y la tibieza de una derecha que no se atreve a condenar la raíz de los problemas.


Las imágenes de niños libaneses huyendo de las bombas judías se repiten en los noticiarios, mientras los misiles lanzados sobre suelo israelí se disparan desde rampas en escuelas y hospitales.

Los líderes de Hizbullah se esconden en los barrios más populosos, buscando por un lado protección y por otro las imágenes que condenen a Israel ante una opinión pública sensiblera que, como si de un inmenso ‘Salsa Rosa’ se tratara, piensa más con la víscera que con la cabeza.

Desde la primera Intifada, los árabes, que sienten un desprecio absoluto por la vida humana individual han colocado a sus hijos delante de los tanques israelíes, porque siempre es más importante la ‘causa’ que la persona. Simplemente despreciable.

Pues ante estos hechos, sólo los EEUU han mostrado apoyo al estado agredido, Israel, y unos han optado por condenas generales, otros quieren intervenir en la zona igualando a víctimas (Israel) y verdugo (Hizbullah y Hamas), y por último están los más despreciables entre esas posturas: las de gobiernos como Venezuela, Cuba o España que no sólo se muestran tibios, sino que decididamente acusan a Israel de ser el culpable.


El propio presidente Rodríguez Zapatero instaba a Israel (no a Hizbullah) a ‘imponer la autoridad que deriva de Naciones Unidas y haga todos los esfuerzos para terminar con esta locura de hostilidades que puede tener graves consecuencias’.

El propio partido del gobierno ha convocado una manifestación en la que se instaría a Israel a no defenderse ante los ataques terroristas. Pero no debe esto sorprender a nadie. Este mismo gobierno pacta hoy con terroristas mientras acusa de ‘antidemócratas’ a la oposición legítima.

Un Gobierno que se sienta en la mesa con terroristas mientras no devuelve las llamadas al líder de la oposición. Un Gobierno que, incumpliendo su palabra de esperar unos meses, retira a sus tropas de un conflicto de forma inmediata, dando a los terroristas una victoria inesperada. Cobardía ante el terrorismo, firmeza ante los que sabe pacíficos.

Esta es la situación de una Europa (y una España) que no ha aprendido del 11 de septiembre, el 7 de julio y demás atentados islámicos. Una Europa que tras haber renunciado a sus raíces judeo-cristianas, de demoler el edificio legal y moral que más de dos mil años de historia construyeron, pone hoy la cabeza debajo de la cimitarra islámica confiando en que se apiaden de ella. Una Europa que cada vez es un poco más, como nos alerta Oriana Fallaci,
Eurabia.

Miguel Angel Almela Martínez es periodista. Ha desarrollado proyectos de puesta en marcha de Sistemas Editoriales, ha sido responsable de comunicación de varias empresas y subdirector de la revista "A todo motor".

Esta sí es una guerra justa.


Amos Oz es uno de los principales escritores israelíes contemporáneos.
Fuera de la literatura, es conocido sobre todo por sus opiniones pacifistas y críticas con las políticas de ocupación de territorios de los sucesivos gobiernos israelíes.

Fue uno de los fundadores del movimiento pacifista Shalom Ajshav ("Paz Ahora"), hace treinta años y ha mantenido básicamente su actitud pacifista durante todo este tiempo.
Ha firmado manifiestos junto a escritores palestinos en favor de la Paz y en contra de la ocupación de los territorios palestinos en disputa.

Por eso, su opinión (otras veces ampliamente difundida en Europa, cuando critica a su propio Gobierno, no así esta vez) es importante conocerla también esta vez:

Muchas veces en el pasado el Movimiento de Paz Israelí criticó las operaciones militares de Israel. Esta vez no. Esta vez la guerra no es por la expansión ni la colonización por parte de Israel. No hay ningún territorio libanés ocupado por los israelíes. Tampoco reclamos territoriales de uno ni de otro.

El miércoles pasado, Hezbolá lanzó, sin provocación previa, un cruel ataque contra territorio israelí. Fue, en realidad, un ataque contra la autoridad y la integridad del gobierno libanés ya que Hezbolá, al atacar, también se apoderó de la prerrogativa del gobierno libanés de controlar su propio territorio y tomar decisiones sobre la guerra y la paz.

El Movimiento de Paz Israelí se opone a la ocupación y la colonización de Cisjordania. Se opuso a la invasión israelí del Líbano en 1982 porque esa invasión tenía el objetivo de desviar la atención mundial del problema palestino. Esta vez, Israel no está invadiendo el Líbano. Se está defendiendo de un hostigamiento diario y del bombardeo de decenas de nuestros pueblos y ciudades y trata de aplastar a Hezbolá allí donde esté al acecho.

El Movimiento de Paz Israelí debería respaldar la intención de Israel de autodefenderse, así de sencillo, mientras esta operación militar tenga como principal objetivo a Hezbolá y no atente, en la medida de lo posible, contra la vida de civiles libaneses (una tarea no siempre fácil ya que los artilleros de misiles del Hezbolá frecuentemente usan a civiles como escudos humanos).

Los misiles de Hezbolá son suministrados por Irán y Siria, ambos países enemigos declarados de todas las iniciativas de paz en Medio Oriente.

No puede haber ningún punto de comparación moral entre Hezbolá e Israel. El primero ataca a civiles israelíes adonde estén en tanto que el segundo ataca mayormente a Hezbolá.

Las tenebrosas sombras de Irán, Siria y el fundamentalismo islámico rondan sobre los pueblos y ciudades de donde emanan densas columnas de humo a ambos lados de la frontera libanesa-israelí. Esas sombras tenebrosas están al mismo tiempo sometiendo y anulando a la sociedad civil libanesa que hacía poco acababa de liberarse, por medio de una lucha heroica, de una larga colonización siria.

La verdadera guerra hoy no es en absoluto entre Beirut y Haifa sino entre una coalición de naciones que aspiran a lograr la paz: Israel, el Líbano, Egipto, Jordania, y Arabia Saudita por un lado, y el fanatismo islámico, exacerbado por Irán y Siria, por el otro.

Si, como todos esperamos, (tanto los beligerantes o halcones como los pacifistas o palomas israelíes), Hezbolá es derrotado pronto, Israel y el Líbano serán los triunfadores. Además, la derrota de una organización terrorista islámica militante podría aumentar significativamente las posibilidades de alcanzar la paz en la región.

Traducción de Luis Hugo Pressenda
Publicado en La Nación de Argentina el 19-07-2006

La 'Yihad' continuará hasta el triunfo del Islam

El 'número dos' de Al Qaeda asegura que la 'Yihad' continuará hasta el triunfo del Islam "desde España hasta Iraq"
Ayman Al Zawahri advierte de que la red terrorista no permanecerá de brazos cruzados ante los misiles que caen en Líbano y Gaza.

El Cairo. (Agencias).- El 'número dos' de Al Qaeda, Ayman Al Zawahri, ha advertido de que la red terrorista no permanecerá de brazos cruzados ante “los misiles que queman a nuestros hermanos” en Líbano y Gaza y ha asegurado que la 'Yihad' continuará hasta que triunfe la religión islámica, “desde Al Andalus (España) hasta Iraq”.

En un mensaje grabado emitido por la cadena de televisión pan-árabe Al Jezira, Ayman al-Zawahri -'número dos' de Ossama Bin Laden- asegura que Al Qaeda considera a “todo el mundo un campo de batalla abierta contra” la organización. Además, pide a todos los musulmanes "oprimidos", en aparente alusión a suníes y chiíes, que se unan para hacer frente a la "alianza de los sionistas cruzados".

"No podemos permanecer callados mientras la bombas arrojan su fuego sobre nuestros hermanos en Gaza y Líbano. Lo que ocurre en Gaza y Líbano demuestra que se trata de una guerra de los cruzados sionistas contra el Islam", dice el lugarteniente de Ossama Bin Laden.

"La presencia de 10.000 capturados (árabes en las cárceles de Israel) no ha movido a nadie, pero todo el mundo se ha movilizado tras la captura de tres soldados (israelíes)", afirma el segundo de Al Qaeda, que añadió: "Nuestra guerra no depende de un convenio ni de un alto el fuego. Se trata de una lucha santa que mantenemos por Dios".

Zawahiri apareció vestido de "galabiya" -la típica túnica de los árabes- y turbante, y detrás de él se podían ver retratos de Mohamad Ata, uno de los autores de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y de Abdala Azzam, uno de los famosos combatientes palestinos. También aparecía detrás del lugarteniente de Bin Laden una foto de las torres gemelas atacadas el 11-S.

"Las bombas que arrojan contra nuestros hermanos en Gaza y Líbano no son puramente israelíes, sino proceden o son financiadas por todos los países de la alianza, y por ello, todos aquellos que han participan en el crimen tienen que pagar el precio", dijo el número dos de Al Qaeda. "Intentamos liberar toda la que algún día era tierra del Islam, desde Al Andalus hasta Iraq.

Ellos nos atacan en todos los lugares y tenemos que hacer lo mismo. Ellos nos atacan unidos, y tenemos que atacarles unidos", recalcó.

También pide a los musulmanes que apoyen a los "Muyahidin" (combatientes islámicos) en Afganistán e Iraq para expulsar a "las fuerzas ocupantes de (Norte)américa y que tendrán que pagar el precio por su ataque contra la tierra del Islam y por su apoyo a Israel".

Recordó que Iraq "se caracteriza por estar cerca de Palestina", por lo que instó a que los musulmanes apoyen a "sus Muyahidin para que puedan establecer un emirato islámico en ese país, que traslade la 'yihad' a la frontera de Palestina". "Entonces se unirán los 'Muyahidin' en el interior y exterior de Palestina, y entonces tendremos la gran victoria", agregó.

Se trata de la primera reacción de la suní Al Qaeda respecto a la actual crisis en Oriente Medio desde el secuestro de un soldado israelí en Gaza el 25 de junio y la posterior captura por el chií Hizbulá de dos soldados israelíes, el pasado día 12.

Estas acciones fueron respondidas por Israel con bombardeos contra Gaza y Líbano, donde han muerto centenares de personas.

La grabación divulgada hoy, cuya autenticidad no ha podido ser verificada, es la primera de Al Zawahiri desde la que emitió Al Yazira en junio pasado y en la que el líder terrorista se comprometía a vengar la muerte del líder de la rama iraquí de Al Qaeda, Abu Musab al Zarqaui.

La Vanguardia.es 27/07/2006

Los ataques contra Israel son ignorados.

DOS FRENTES DE BATALLA El poder de Hizbulá y de Hamas
El grupo Hizbulá ejerce gran influencia en los libaneses y en toda la región.



Cuando habla el sheik Hasan Nasrala, líder de la organización Hizbulá, en Israel hay gente que lo escucha con atención. No importa que sea en árabe o se encuentre a kilómetros de distancia, en Beirut.

El servicio de inteligencia israelí y el Ministerio de Relaciones Exteriores siguen sus palabras y sus pasos cuidadosamente.
La cancillería ha formado un equipo especializado para traducir los discursos y las entrevistas que Nasrala concede a los medios.


Es por ello que a nadie le sorprendió el ataque de Hizbulá contra Israel. De alguna manera, todos sabían que tarde o temprano algo así sucedería.

"Para algunas de las personas que trabajamos en inteligencia en Israel, las palabras de Hasan Nasrala son familiares. Pide la ‘muerte de Israel’. Dice que este país debe ‘desaparecer’. Es algo que repite todo el tiempo.

Cuando empezaron las operaciones del ejército en Gaza, escuchamos el malestar y el llamado a combatirnos, pero el tema de los misiles permaneció oculto en sus discursos", dijo a este diario un agente de inteligencia que pidió no ser identificado.

CORRELACIONES

David Horowitz, director del periódico Jerusalem Post, realizó una entrevista hace un par de días en la que recoge las impresiones de Doron Almog, mayor retirado del ejército y un hombre que en el pasado estuvo encargado del comando en Gaza.

Para Almog hay una clara conexión entre lo que está pasando en Gaza y lo que ocurre en este momento en el norte, en la frontera con el Líbano.

"Hizbulá y Hamas están conectados, comparten información y no reconocen la existencia del Estado de Israel.
Antes de negociar con Hizbulá, si es que hay alguna posibilidad de hacerlo, Israel debe tratar de sacar a los militantes de la frontera", agregó.

Esta opinión la comparte el analista Sever Plocker, autor del varias columnas y reportes en el periódico Yedioth Aharonoth, uno de los principales de Israel. Según él, ambas organizaciones, Hamas e Hizbulá, defienden los principios islámicos, se oponen a la existencia de Israel y tienen líderes carismáticos capaces de incitar a la población.

Ambas han secuestrado soldados en territorios que ellos controlan. Aharonoth sostiene que aunque Israel debe hacer todo lo posible por defenderse, también debe revisar su estrategia.
"A veces esos ataques lo único que hacen es fortalecer más a las organizaciones", dice. Aunque en Israel haya opiniones distintas, los analistas coinciden en la importancia que estos grupos tienen en sus países y en toda la región.


El partido de Dios

El grupo armado Hizbulá nació en el Líbano en 1982 con el apoyo de Irán, un país interesado en que su ideología islámica y de liberación se extienda a otros países.

Al igual que Irán, el Líbano contaba con una población chiíta que no era tenida en cuenta en las decisiones ni proyectos del país desde su fundación en 1946.

Por aquellos años de 1982, cristianos, maronitas, musulmanes, sunitas, chiítas y drusos se enfrentaban entre sí.

Entonces, el ejército de Israel invadió al Líbano para expulsar a los militantes de la Organización para la Liberación de Palestina que atacaban Israel desde el sur del país, la misma región en la que Israel combate en estos momentos.

Después de los enfrentamientos, el ejército israelí consiguió lo que quería: expulsar a Yaser Arafat del Líbano y conducirlo a Túnez.

Hillel Inbar, profesor de la Universidad de Tel Aviv y experto en el tema de las milicias en el Medio Oriente, dice que a pesar de la salida de Arafat, su presencia en ese país se convirtió en uno de los motivos que ayudó a la formación del Hizbulá.

LAS MILICIAS

Desde sus primeros días de creación, el Hizbulá comenzó a implementar ataques terroristas como aquel ocurrido contra el cuartel de marines estadounidenses en Beirut y en el que perdieron la vida más de 220 personas.

Desde 1982 y hasta el 2000, las milicias de Hizbulá atacaron al Ejército de Israel que finalmente se retiró hacia el límite internacional, reconocido por Líbano e Israel.

Aunque en el año 1990 se desarmaron muchas de las milicias del país, Hizbulá siguió con sus planes.

Inbar indica que luego del retiro de los soldados israelíes del Líbano Hizbulá se dedicó a fortalecer su influencia política, militar y social.
No hay que olvidar que además de combatir a Israel, la organización se dedicó a sus actividades sociales.
Al igual que Hamas en Gaza, Hizbulá brinda salud y educación a gran parte de la población del Líbano.

Hay más semejanzas entre Hamas e Hizbulá. Para empezar, ambos tienen una participación importante en el gobierno. Hizbulá cuenta con ministros y 23 representantes en el Congreso. La organización está guiada por los principios del islam y está comprometida con el conflicto israelí–palestino.

"En Israel hay pruebas de que Hamas y la Yihad Islámica reciben ayuda de esta organización. Si antes de los misiles y de los enfrentamientos en el norte de Israel quedaban dudas, ahora es difícil negarlo", asegura Inbar.

El Líder

Hasan Nasrala es el hombre que mueve los hilos del Hizbulá. Tiene carisma y cuenta con el respeto y apoyo de muchos seguidores en el país.

Generalmente en sus discursos habla de la necesidad de combatir a Estados Unidos y "terminar con los judíos del mundo e Israel", el llamado "enemigo sionista".

Hizbulá ha sido acusado de ser el responsable de un ataque, ocurrido hace 12 años, contra la Amia –Asociación Mutual Israel Argentina– en el que perdieron la vida 85 personas.
En esa organización acostumbraba reunirse gran parte de la comunidad judía argentina.

Se calcula que esta milicia cuenta con aproximadamente 30 mil hombres armados y con el respaldo de Siria e Irán.
Se dice que la organización tiene en su poder misiles capaces de alcanzar Tel Aviv.


Su nombre se encuentra escrito en una lista publicada por el Gobierno de Estados Unidos que incluye a las organizaciones terroristas del mundo.

De acuerdo con el reconocido analista israelí Aluf Ben, Nasrala cometió un gran error: aprovechar las circunstancias operativas para secuestrar a dos soldados israelíes.

La resistencia de Hamas

Muchos palestinos se declararon sorprendidos cuando el pasado 26 de enero vieron cómo la organización alcanzó 74 de los 132 escaños que tiene el parlamento palestino.

El grupo logró llegar al gobierno y su dirigente, Ismael Haniya, se convirtió en el líder de la Autoridad Palestina.

La historia de este movimiento comenzó el 14 de diciembre de 1987 con el llamado jeque Ahmed Yassin, cinco días después de comenzar la llamada Primera Intifada.

Hamas persigue la creación de un estado islámico en todo el territorio de la antigua Palestina y la destrucción del Estado judío, protagonista de la ocupación.

Esto último lo repetía Yassin antes de su muerte y lo repitió también Abdel Azziz Rantissi, el líder posterior de la organización.

Durante los repetidos procesos de paz, los miembros de Hamas se han opuesto a las conversaciones con Israel. Y le han expresado su rechazo a los miembros de la Autoridad Palestina que han tratado de propiciar un acercamiento.

También lo hicieron con Yaser Arafat, quien en 1994 firmó un tratado en el que se reconocía a la Autoridad Palestina.
Debido a su oposición, los miembros de Hamas comenzaron una serie de atentados.


‘Hombres bomba’ provenientes de distintos puntos de Palestina se auto explotaban en buses que recorrían las calles de Jerusalén o Tel Aviv, acabando con la vida de decenas de personas.

El 22 de marzo de 2004, su líder, el jeque Ahmed Yassin, fue asesinado tras ser alcanzado por un misil israelí cuando regresaba de su rezo en una de las mezquitas de Gaza.

Un mes después, las fuerzas israelíes mataron a su sucesor, Abdelaziz Rantisi, tras ser blanco de otro asesinato selectivo por parte de Israel.

En 2005, el grupo dio una tregua a Israel y cesó en sus ataques armados para dedicarse a la política.

Pero esta tregua terminó hace un par de meses con el lanzamiento de misiles contra las poblaciones cercanas a la franja de Gaza.
Posteriormente se produjo el secuestro del soldado Gilad Shalit y la ofensiva del ejército israelí en Gaza.

APOYO A HAMAS

Seguidamente, Hizbulá se declaró en contra de la respuesta del ejército en Gaza y comenzó con el lanzamiento de cohetes Katyuska contra Israel.

A ello le siguió la respuesta de Israel.

Desde hace 11 días que empezaron los enfrentamientos, la lista de muertos, heridos y la destrucción de ambos lados es larga.

Ghazi Hamad, el vocero de Hamas en Gaza y muy cercano a Ismael Haniya, líder de la organizacion y actual presidente de la Autoridad Palestina, dijo a La Prensa que Hamas no detendrá sus acciones ni ataques contra Israel, pero que la negociación es la única vía para detener lo que actualmente ocurre en Gaza y en el norte de Israel. Lo repite una y otra vez.

Israel, por su lado, ha dicho que no negociará con "terroristas".

"Creemos que la liberación de prisioneros palestinos es la única forma de ponerle fin a esta situación", señala Hamad.

Aunque cuenta que el soldado israelí secuestrado, Gilad Shalit, es un prisionero de guerra, dice que las personas que lo tienen en cautiverio no aceptan una posible visita de la Cruz Roja Internacional, una de las normas que precisamente tiene que ver con prisioneros de guerra.

Israel va a perder todo si sigue con su proceder", sentencia.

Mientras estas palabras se escuchan en Gaza, en el Líbano, la dirigencia del Hizbulá dijo que los ataques continuarán.

VIOLENCIA Y DIPLOMACIA

16 DE JULIO: Un ataque de Hizbulá contra Haifa con cohetes de desarrollo iraní causa la muerte de ocho personas.

.17 DE JULIO: El secretario general de la ONU, Kofi Annan, respalda el pedido de los Estados del G-8 de desplegar una tropa internacional en el sur de Líbano.

.18 DE JULIO: El presidente estadounidense George W. Bush acusa a Siria de querer volver al Líbano y considera que Hizbulá es "la raíz del problema".

.19 DE JULIO: Tropas terrestres israelíes avanzan sobre territorio libanés.

Israel intenta acabar con la milicia chií libanesa

Israel ha realizado incursiones en el Líbano lanzado bombas sobre puntos estratégicos y dejando muy deterioradas las infraestructuras libanesas. Sin embargo, no ha logrado silenciar al portavoz mediático de Hizbulá, la estación de televisión Al Manar.

Precisamente, el canal emitía ayer una entrevista con el líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, quien disipaba así cualquier rumor de que pudiera haber sido alcanzado en una de las mayores operaciones de la fuerza aérea israelí, que en una sola pasada lanzó 23 toneladas de bombas contra un búnker de Beirut donde se suponía que se ocultaba el dirigente del grupo chií.

El comandante de la Zona Militar Norte de Israel, el general Udi Adam, dijo que la operación contra Hizbulá requiere un alto grado de sacrificio, por lo que las bajas serán inevitables.

"Estamos llevando a cabo una acción de gran exigencia; estamos en guerra. La guerra cuesta vidas... Tenemos que atrapar a Nasrala. Nuestro objetivo es erradicar el terrorismo y desarmar a Hizbulá", afirmó.