“El mito de América fue destruido junto con el World Trade Center”.
En Estocolmo, la gente estuvo en pie a las puertas de la Embajada de los Estados Unidos con las largas velas encendidas para expresar su dolor.
En Berlín, colocaron flores en la Embajada.
En el parlamento de Austria hondeaba una bandera negra."¡Todos somos Americanos!" reza el editorial del diario Le Monde no usualmente a favor de América.
Un periódico de Kenya recordó el atentado de Usama bin Ladin en ese país hace tres años y aseveró que "pocas naciones entenderán el pesar de América tan profundamente como la nación de Kenya". "Siento que mi corazón se rompe cuando lo veo en la televisión", dijo un Chino.
Y así fue por todo el mundo, mientras llegaban las noticias de los catastróficos acontecimientos al Este los Estados Unidos.
Los pueblos y gobiernos en la mayoría de lugares respondieron con la pena y la humanidad que uno esperaría en tal momento.
Hubo, sin embargo, una excepción importante y visible a esta solemnidad, y ésa estaba en Oriente Medio, en donde los acontecimientos del día incitaron una fiesta gigante.
"Estamos clavados", dijo un libanés.
"En blanco" comentaban los conductores egipcios de taxi mientras que miraban un reestreno del derrumbamiento del World Trade Center.
"Es hora de pagar" dijo uno de El Cairo.
Otros egipcios expresaron un deseo para George W. Bush hubiera sido enterrado en los edificios o manifestaron que éste era su momento más feliz desde la guerra de 1973.
Y así circundó la región. En El Líbano y el West Bank, los Palestinos dispararon sus armas al aire, una manera común de mostrar estar complacidos.
En Jordania, los Palestinos repartieron dulces en otra expresión de alegría.
Incluso fuera de Oriente Medio, bastantes Musulmanes dijeron que los Estados Unidos habían conseguido lo que se merecían. Los diarios Nigerianos divulgaron que la Islamic Youth Organisation en la provincia de Zamfara organizó un acto para celebrar los atentados. "Cualquier destrucción a la América esté haciendo frente, me hace feliz como Musulmán", rezaba una cita típica de Afganistán.
Un líder Paquistaní dijo que Washington estaba pagando sus políticas contra los Palestinos, Iraquíes, Bosnios, y otros Musulmanes, avisando después que "lo peor está todavía por venir".
Con seguridad, la mayoría de los gobiernos se comportaron de la mejor manera posible, rechazando esto y llorando por eso. Pero incluso aquí, había grietas.
En Siria, el mensaje de condolencia vino de una "fuente de información oficial anónima" más que (como es normalmente el caso) de. Presidente Bashshar al-Asad.
En Irán, el más suave de los análisis de los diarios retrató los aviones chocando como "El precio de América por su ayuda oculta al régimen Sionista".
El peor de ellos acusa a Israel de orquestar los atentados en realidad, en un supuesto intento de desviar la atención de la opinión mundial de su propio conflicto con los Palestinos.
Y después está Iraq donde los medios de comunicación controlados por el estado animaron a la violencia, comentando con satisfacción que "los vaqueros americanos están cosechando los frutos de sus crímenes contra la humanidad".
También anunció, con placer nada disimulado, que "el mito de América fue destruido junto con el World Trade Center".¿Porqué esta pegajosa rabia contra Occidente, y contra los Estados Unidos en concreto?. Porque dos ideologías extremistas mantienen un nexo en gran parte de Oriente Medio e incluso más allá.
Nacionalismo Palestino. Retratado a menudo como el poseedor de una meta relativamente benigna de crear un estado Palestino al costado de Israel, tiene realmente el bastante más virulento de destruir a Israel y de sustituirlo por un estado Palestino que se extienda "desde el río hasta el mar". La ondulante fuerza de Israel había apisonado el agarre de esta ideología de Palestinos y otros oradores árabes.
Se presentó con nuevas energías gracias al proceso de Oslo, que hizo que Israel pareciese debilitado y desmoralizado. En consecuencia, incluso la suave aprobación Americana de las políticas Israelíes hacia la violencia Palestina durante el último año ha engendrado una rara furia contra el gobierno de Estados Unidos, el pueblo Americano, y todo sus trabajo.
El placer ante muertes Americanas es el resultado natural.Islamismo. Éste es el cuerpo de ideas que toma la religión de Islam y le da base de ideología utópica radical junto a las líneas del fascismo y del Marxismo-Leninista.
Tiene ambiciones para sustituir al capitalismo y al liberalismo como el sistema reinante del mundo. El Islamismo es el responsable del odio anti-Americano que supura de lugares alejados del conflicto Árabe-Israelí, como Nigeria o Afganistán. Los que se adhieren a esta perspectiva no son, como era de esperar, conscientes de su agresividad sino que se ven rodeados por Occidente.
Por todo el mundo, los Islamistas se sienten intimidados por un Occidente arrogante e imperialista. En las palabras de un Egipcio, los americanos "nos tienen en la garganta".
Los Islamistas separan entre una larga lista de países - Argelia, Turquía, Egipto, y Malasia son los ejemplos principales - donde creen que los gobernantes locales Musulmanes hacen los negocios sucios con Occidente para suprimir su movimiento.
También tienen otra lista - Kachemira, Afganistán, y Sudán cotizan alto aquí - donde ven que Occidente suprime los mejores esfuerzos Islamistas para establecer una sociedad justa.
Cuandoquiera que los Musulmanes se mueven hacia un Estado Islámico emergente, explica un Islamista, "las traidoras manos del Occidente secular están siempre metidas en el mundo Musulmán para traer la derrota de las fuerzas Islámicas".
La solución descansa fundamentalmente sobre cambiar la naturaleza de los Estados Unidos, de modo que llegue a ser comprensiva con tales esfuerzos Islamistas.
Vale la pena observar que mientras los nacionalistas Palestinos y los Islamistas comparten un odio a todo lo Americano, sus metas son diferentes: los anteriores aspiran simplemente a un cambio en la política exterior del país, mientras que los últimos buscan cambiar la naturaleza misma del país. En el ínterior, sin embargo, ambos se complacen indecentemente del sufrimiento Americano.
Que los nacionalistas Palestinos y los islamistas hayan revelado de modo tan crudo su enemistad a los Estados Unidos da prueba clara de sus actitudes e intenciones.
Esto tiene un significado político obvia para los Occidentales: dignifica que sabemos quiénes son algunos de nuestros enemigos más devotos.
Los gobiernos Occidentales se habían engañado durante años con la idea de que podrían apaciguar a estos movimientos extremistas o sencillamente ignorarlos. Por lo menos ahora, tras tantos miles de vidas perdidas, sabemos lo amarga que es una mentira.
Por Daniel Pipes