Los servicios de inteligencia tienen localizados a varios de ellos en campos de entrenamiento
MADRID- El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tiene localizado y controlado a un grupo de ex soldados españoles musulmanes que realizan entrenamientos para integrarse en la Yihad islámica, según confirmaron a LA RAZÓN fuentes militares.
A pesar de que la cifra de los ex miembros de las Fuerzas Armadas españolas que se están preparando para entrar en los grupos radicales no ha sido concretada, sí que se sabe que son alrededor de una decena y que actualmente se encuentran formándose en campos de entrenamiento de los radicales islámicos, tal y como señalan las citadas fuentes. De la misma manera, subrayan que ninguno tuvo acceso a información sensible durante su servicio en el Ejército dado que no ocupaban puestos de responsabilidad.
Los campos de entrenamiento de la Yihad se ubican generalmente en países como Irak, Afganistán, Yemen o Arabia Saudí, aunque se han localizado algunos campos móviles en zonas del Magreb y en Palestina.
Las investigaciones del departamento que dirige Alberto Saiz no sólo han llevado a detectar a este grupo de ex miembros de las Fuerzas Armadas «reconvertidos» al islamismo radical militante, sino que han informado sobre las actividades, menos peligrosas sin duda, que realiza una pequeña parte de los soldados musulmanes integrados en el Ejército.
En las unidades con una mayor presencia de soldados que profesan esta religión se han creado «vigilantes», una figura encarnada por alguno de los militares musulmanes que discretamente vela porque sus correligionarios cumplan los preceptos islámicos en cuanto a comida y bebida, pese a que en las unidades con un porcentaje mayor de musulmanes hay desde hace tiempo menús específicos para ellos, de modo que puedan compaginar su servicio en el Ejército con profesar su fe. Igualmente se les respeta la oración de los viernes y se les permite acudir al rezo sin condición alguna.
En un principio, inteligencia detectó también algunos problemas tras el ascenso de mujeres musulmanas al empleo de cabo, puesto que ocasionaba ciertos recelos entre parte de la tropa de esa religión, que no veía con buenos ojos ser mandada por una mujer.
Los problemas en todo caso no han surgido con mujeres que ostentan empleos de oficial o suboficial, sino con las que están en contacto directo con los soldados, que son la correa de transmisión de las órdenes.
Aspectos positivos
Según fuentes militares consultadas por LA RAZÓN, la integración de militares de esta confesión en las unidades es total, y eso está generando una mayor asimilación de colectivos musulmanes en la sociedad española, especialmente en aquellas ciudades con elevado porcentaje de ellos.
Estas fuentes subrayan como ejemplo que el hecho de que haya cabos musulmanas está rompiendo algunos tabúes que en esos colectivos había con el género femenino. Destacan como un hecho muy positivo el que ellas mismas se hayan sabido enfrentar a las posibles presiones de sus subordinados y que se mantengan en sus puestos, lo que supone una clara muestra de su integración en los patrones de respeto a la mujer sin tener en cuenta otros factores sociales o religiosos.
De la misma manera, señalan que el trabajo cotidiano con miembros de otras confesiones religiosas o con personas ajenas completamente a cualquier fe provoca sinergias muy positivas no sólo en las unidades sino también fuera de ellas.
Los ejércitos no ponen ningún tipo de cortapisa para la entrada de soldados de esta religión, dado que en ningún momento se pregunta a un aspirante sobre sus filiaciones políticas o religiosas.
Las únicas trabas que puede encontrar un candidato a ingresar en los ejércitos son legales, dado que sólo los que tengan la nacionalidad española o aquellos que procedan de países de habla castellana pueden ingresar en las filas. En cuanto al servicio religioso, existe en Defensa una sección dedicada a este asunto, que se ocupa de ofrecer el apoyo espiritual requerido por los ejércitos.
Las fuentes militares consultadas señalan que tanto en Ceuta como en Melilla la población musulmana con nacionalidad española está claramente implicada en la integración de todas las culturas. La premisa, según los medios consultados, es que la nacionalidad española y el pasaporte europeo son fundamentales para mantener el buen funcionamiento político, social y económico de las dos ciudades.
M. Abizanda / D. Mazón.
La Razón.es
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